viernes, 20 de abril de 2012

No todos los políticos son iguales: éste provoca la risa del rebaño

La reciente constitución del Parlamento de Andalucía tuvo como anécdota la particular promesa llevada a cabo por Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda a la hora de tomar posesión de su cargo:
Por imperativo legal prometo y me comprometo a subvertir con todas mis fuerzas al culpable del paro, la corrupción y la crisis económica que no es otro que el sistema capitalista de producción, por eso me declaro insumiso a la dictadura del mercado, sus recetas y sus mandatos; me comprometo también a luchar con todo el coraje por esta nación sin soberanía que es Andalucía y por último me comprometo a darle voz a los sin voz en este parlamento y en la calle. ¡Viva Andalucía libre!

Estas palabras, como muestra el vídeo, causaron la risa de muchos, quienes evidenciaron su desconexión con la actual realidad social que vive el pueblo andaluz y, por extensión, el del resto del Estado español.

Habrá quien le pueda reprochar que la toma de posesión de un cargo no sea el momento más adecuado para expresar unos pensamientos, por desgracia, tan particulares. Hay que enfatizar el "por desgracia", porque en este mundo en el que nos ha tocado vivir hay demasiados políticos que se limitan a tomar su papel de capataces al servicio de sus grandes señores -banqueros y grandes empresarios-, que no tienen reparo en mostrar su lealtad a los dioses de los mercados, a convertirse en cómplices de la continua destrucción de derechos y conquistas sociales cuya consecución tantos sufrimientos costaron a la clase trabajadora.

Sin embargo, no tendría que ser motivo de burla que un político muestre abiertamente sus ideas, que diga lo que piensa con valentía, coherencia y dignidad. En todo caso, tendría que ser motivo de sonrojo para aquellos políticos que tan sólo desean acceder a algún sillón para tener su vida resuelta, a cualquier costa.

Y es que sí, es hora de llamar a las cosas por su nombre. La corrupción y la crisis son fenómenos connaturales a este sistema económico del "sálvese quien pueda", el capitalismo. Como es de sospechar, no pasará mucho tiempo en el que los medios más reaccionarios hagan uso de esta anécdota de la toma de posesión para cebarse con Don Juan Manuel, como días atrás hizo el señor Bono, quien lo tachó de "estalinista" y acusó de realizar "un planteamiento que a lo que conduce es al odio social, al enfrentamiento y a la lucha de clases"[1].

La lucha de clases no la provoca el pueblo, cuyas gentes sencillas aspiran a una vida normal, sino los grandes poderes, quienes nunca han ocultado la existencia de tal lucha, como avanzase el multimillonario Warren Buffet cuando afirmó que “hay lucha de clases, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y estamos ganando”[2]. El enfrentamiento al que Bono se refiere muy posiblemente sea el que viene dándose unilateralmente desde las grandes patronales y los llamados mercados, que exigen recortes que son sufridos directamente por la clase trabajadora, sometida a condiciones cada vez más penosas. Una clase trabajadora que, en estos momentos, no tiene capacidad de odiar: simplemente se resigna. El problema no son las palabras de Sánchez Gordillo, sino de la naturaleza de un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre.


[1] "Sánchez Gordillo: “Bono es un meapilas y sus últimas declaraciones son propias de Franco”". El Plural, 17 de abril de 2012.
[2] "In Class Warfare, Guess Which Class Is Winning", The New York Times, 26 de noviembre de 2006.

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