Este artículo plantea, a aquellos ciudadanos que deseen ejercer su derecho al voto, la necesidad de ejercerlo de modo responsable a partir de la lectura pausada, crítica y comparada de los distintos programas electorales, evitando así el voto de castigo como opción, pues puede servir para apoyar medidas aún no explicadas, pero muy lesivas para los intereses de los ciudadanos.
A pocos días de las Elecciones Generales en España, una de las personas de confianza del máximo candidato a ganar los comicios realiza unas interesantes declaraciones que para nadie deberían de pasar desapercibidas:
"Algunos, los que no se han quejado nunca hasta ahora, van a protestar mucho cuando el Gobierno diga todo lo que hay que hacer para sacar el país adelante"[1].
Debido a la inminencia de las elecciones y los pronósticos dados por las encuestas, esta afirmación merece una seria reflexión. En primer lugar, expresa claramente el convencimiento, por parte de quienes aspiran a gobernarnos, de que las medidas tomadas durante su posible legislatura va a provocar serias reacciones por parte de un importante sector de la población. En segundo lugar, deja claro que el fin de "sacar el país adelante" justifica, para aquel partido político, los medios necesarios para ello.
De cumplirse los resultados previstos por las encuestas, se puede afirmar que se aproximan épocas convulsas para la sociedad. En ese sentido, es llamativo el hecho de que la declaración se refiera expresamente a aquellos ciudadanos que "no se han quejado nunca hasta ahora". Teniéndose en cuenta el cambio de actitud de la sociedad española desde la primavera de este año, que ha pasado del adormecimiento a la movilización, al inicio de un despertar del espíritu crítico, a la reclamación de derechos que la ciudadanía ve peligrar, que en una fecha clave como el 15 de octubre consiguió movilizar a cientos de miles de personas, parece que el candidato a presidir el Gobierno tiene muy claro que su agenda política va a generar un enorme malestar entre la mayor parte de los ciudadanos.
Según se desprende de aquellas declaraciones, para el partido candidato a tomar las riendas del gobierno, el fin justifica los medios. Ahora bien, el programa electoral de este partido no explica cuáles son aquellas medidas que, presumiblemente, provocarán protestas entre la ciudadanía. Esta falta de concreción en su programa ha sido también objeto de críticas internas por parte de Enrique Bellido, Presidente Provincial del partido en Córdoba, quien sensatamente expresa que no cree "debemos hacer la mayoría de los españoles un acto de fe, entregando un cheque en blanco sin haber fijado antes la cantidad que nos costará que nos gestionen lo que es propio y de todos"[2].
La mencionada ausencia de concreción en cuanto a programa de gobierno tampoco crea confianza fuera de nuestras fronteras, donde periódicos de corte conservador como The Wall Street Journal o Times afirman, respectivamente, que "es improbable que las elecciones curen los males de España" o "los mercados están castigando ya esta falta definición"[3].
En realidad, a pesar del ambiguo e impreciso programa electoral que presenta este partido, bien podemos hacernos ciertas ideas de algunas medidas que plantea. Por ejemplo, el epígrafe 1.4 de su programa "Empleo seguro y flexible para todos" lleva al asalariado a preguntarse si esa flexibilidad es un guiño a los empresarios a la hora de facilitar las condiciones del despido, algo tradicionalmente reclamado por aquéllos. No obstante, son las declaraciones de algunos miembros del partido lo que dejan entrever las verdaderas intenciones de un gobierno que, al igual que el actual, estará plegado a los intereses de la Banca nacional y europea, lo que implica que sus políticas serán una continuación de recortes y privatizaciones. Un ejemplo claro se puede ver en los recientes recortes en educación y sanidad acometidos en las comunidades autónomas gobernadas por este partido[4].
Con las elecciones tan cercanas, es momento de plantearse la motivación del voto. Muchos ciudadanos que desean ejercer ese derecho, justifican su decisión de votar a este partido más por rechazo a Rodríguez Zapatero que por confianza al candidato conservador. Es decir, se trata de un voto de castigo, pero no olvidemos que también de un cheque en blanco que puede permitir un gobierno de mayoría absoluta y justificar así lo que para muchos sería una cuasi-dictadura de cuatro años de duración[5].
Aquellos que aún siguen pensando en el voto de castigo para echar al actual gobierno del poder, quizás tendrían que plantearse seriamente las consecuencias de un gobierno en las condiciones que vaticinan las encuestas. El amplio rechazo al gobierno saliente por gran parte de la población es debido, principalmente, a las políticas de recortes y austeridad, basadas en la aplicación de las doctrinas neoliberales dictadas desde Europa. ¿Acaso no es "austeridad" la palabra que más se repite en los discursos y mítines de los candidatos del Partido Popular? Una austeridad hacia la ciudadanía combinada con un rechazo de plano a subir las rentas a quienes más tienen. Así nunca se ha salido de las crisis sino que, muy al contrario, éstas se han agravado aumentando la brecha entre trabajadores y ricos. Se trata también de la trampa del bipartidismo, dejar de votar a un partido mayoritario para votar al otro, cuando ambos se nutren de la misma falaz doctrina económica.
"Quien avisa no es traidor" es el mensaje que pretende lanzarnos la Secretaria General del Partido Popular. Se trata de una velada advertencia, una declaración de intenciones de lo que su partido, en caso de gobernar, llevaría a cabo. En caso de que así fuera, cuando la ciudadanía en su conjunto saliera a las calles, el partido en el gobierno respondería al unísono que, frente a los cientos de miles de manifestantes en contra de sus políticas de austeridad, el gobierno tiene el respaldo de otros tantos ciudadanos que les confiaron su voto y, efectivamente, fueron avisados de lo que se avecinaba.
Como juiciosamente dice Enrique Bellido: "la democracia es corresponsabilidad y no puede marginarse al pueblo en la toma de decisiones por el mecanismo de pedirle el voto sin darle a conocer las medidas que, una vez cerradas las urnas, se adoptarán". Es decisión de cada ciudadano decidir si ejerce su derecho al voto y, en caso de llevarlo a cabo, realizarlo tras un responsable ejercicio de crítica ante las opciones que se le presenta. No se trata de votar para castigar a quienes lo hicieron mal o de apostar a ganador, se trata de apostar por el futuro que queremos como ciudadanos. Hay alternativas.
De cumplirse los resultados previstos por las encuestas, se puede afirmar que se aproximan épocas convulsas para la sociedad. En ese sentido, es llamativo el hecho de que la declaración se refiera expresamente a aquellos ciudadanos que "no se han quejado nunca hasta ahora". Teniéndose en cuenta el cambio de actitud de la sociedad española desde la primavera de este año, que ha pasado del adormecimiento a la movilización, al inicio de un despertar del espíritu crítico, a la reclamación de derechos que la ciudadanía ve peligrar, que en una fecha clave como el 15 de octubre consiguió movilizar a cientos de miles de personas, parece que el candidato a presidir el Gobierno tiene muy claro que su agenda política va a generar un enorme malestar entre la mayor parte de los ciudadanos.
Según se desprende de aquellas declaraciones, para el partido candidato a tomar las riendas del gobierno, el fin justifica los medios. Ahora bien, el programa electoral de este partido no explica cuáles son aquellas medidas que, presumiblemente, provocarán protestas entre la ciudadanía. Esta falta de concreción en su programa ha sido también objeto de críticas internas por parte de Enrique Bellido, Presidente Provincial del partido en Córdoba, quien sensatamente expresa que no cree "debemos hacer la mayoría de los españoles un acto de fe, entregando un cheque en blanco sin haber fijado antes la cantidad que nos costará que nos gestionen lo que es propio y de todos"[2].
La mencionada ausencia de concreción en cuanto a programa de gobierno tampoco crea confianza fuera de nuestras fronteras, donde periódicos de corte conservador como The Wall Street Journal o Times afirman, respectivamente, que "es improbable que las elecciones curen los males de España" o "los mercados están castigando ya esta falta definición"[3].
En realidad, a pesar del ambiguo e impreciso programa electoral que presenta este partido, bien podemos hacernos ciertas ideas de algunas medidas que plantea. Por ejemplo, el epígrafe 1.4 de su programa "Empleo seguro y flexible para todos" lleva al asalariado a preguntarse si esa flexibilidad es un guiño a los empresarios a la hora de facilitar las condiciones del despido, algo tradicionalmente reclamado por aquéllos. No obstante, son las declaraciones de algunos miembros del partido lo que dejan entrever las verdaderas intenciones de un gobierno que, al igual que el actual, estará plegado a los intereses de la Banca nacional y europea, lo que implica que sus políticas serán una continuación de recortes y privatizaciones. Un ejemplo claro se puede ver en los recientes recortes en educación y sanidad acometidos en las comunidades autónomas gobernadas por este partido[4].
Con las elecciones tan cercanas, es momento de plantearse la motivación del voto. Muchos ciudadanos que desean ejercer ese derecho, justifican su decisión de votar a este partido más por rechazo a Rodríguez Zapatero que por confianza al candidato conservador. Es decir, se trata de un voto de castigo, pero no olvidemos que también de un cheque en blanco que puede permitir un gobierno de mayoría absoluta y justificar así lo que para muchos sería una cuasi-dictadura de cuatro años de duración[5].
Aquellos que aún siguen pensando en el voto de castigo para echar al actual gobierno del poder, quizás tendrían que plantearse seriamente las consecuencias de un gobierno en las condiciones que vaticinan las encuestas. El amplio rechazo al gobierno saliente por gran parte de la población es debido, principalmente, a las políticas de recortes y austeridad, basadas en la aplicación de las doctrinas neoliberales dictadas desde Europa. ¿Acaso no es "austeridad" la palabra que más se repite en los discursos y mítines de los candidatos del Partido Popular? Una austeridad hacia la ciudadanía combinada con un rechazo de plano a subir las rentas a quienes más tienen. Así nunca se ha salido de las crisis sino que, muy al contrario, éstas se han agravado aumentando la brecha entre trabajadores y ricos. Se trata también de la trampa del bipartidismo, dejar de votar a un partido mayoritario para votar al otro, cuando ambos se nutren de la misma falaz doctrina económica.
"Quien avisa no es traidor" es el mensaje que pretende lanzarnos la Secretaria General del Partido Popular. Se trata de una velada advertencia, una declaración de intenciones de lo que su partido, en caso de gobernar, llevaría a cabo. En caso de que así fuera, cuando la ciudadanía en su conjunto saliera a las calles, el partido en el gobierno respondería al unísono que, frente a los cientos de miles de manifestantes en contra de sus políticas de austeridad, el gobierno tiene el respaldo de otros tantos ciudadanos que les confiaron su voto y, efectivamente, fueron avisados de lo que se avecinaba.
Como juiciosamente dice Enrique Bellido: "la democracia es corresponsabilidad y no puede marginarse al pueblo en la toma de decisiones por el mecanismo de pedirle el voto sin darle a conocer las medidas que, una vez cerradas las urnas, se adoptarán". Es decisión de cada ciudadano decidir si ejerce su derecho al voto y, en caso de llevarlo a cabo, realizarlo tras un responsable ejercicio de crítica ante las opciones que se le presenta. No se trata de votar para castigar a quienes lo hicieron mal o de apostar a ganador, se trata de apostar por el futuro que queremos como ciudadanos. Hay alternativas.
[1] "Cospedal vaticina protestas 'cuando Rajoy diga lo que hay que hacer'". Público, 15/11/2011.
[2] "Acto de fe". Montilla Digital, 16/11/2011.
[3] "'The Times' acusa a Rajoy de asustar a los mercados con su indefinición". Público, 16/11/2011.
[4] "Indignados por los recortes en sanidad y educación". Público, 18/09/2011.
[5] "Con mayoría absoluta, el PP aplicaría un programa extremista de derechas". El País, 17/11/2011.
Absolutamente de acuerdo con el artículo. Nos esperan cuatro años de manifestaciones y protestas ante la pérdida de derechos.
ResponderEliminarNo comprendo como puede ganar unas elecciones una opción política que no ha manifestado en ningún momento su programa electoral, Mas que política es dialogo de besugos
ResponderEliminarMuy sencillo. Gane el PSOE o gane el PP se va a hacer lo que nos dicte Europa. Estamos intervenidos desde hace tiempo. Lo único que no es público, puesto que hay que mantener las apariencias. Total el 20N, gane el PP o gane el PSOE (los que tienen opciones), van a acatar los recortes. Y en el improbable caso de que no se gane con mayoría, gobierno de coalición y a meter la tijera.
ResponderEliminarVamos a disfrutar de lo gastado. Sobretodo por no sacar las guillotinas con los distintos latrocinios hace unos cuantos años y dejar que esta panda haga lo que quiera.
Más allá de las opciones políticas, que pueden ser todas respetables. Si este país elige como presidente a alguien basándose en la fe ciega, sin saber qué piensa hacer, demuestra tener un déficit educativo muy alto.
ResponderEliminar