domingo, 3 de junio de 2012

Rodrigo Rato, ¿candidato a ocupar La Moncloa?

El estallido de la crisis de Bankia acrecienta, más que nunca antes, la posibilidad de que España sea rescatada, con la consecuente cesión de soberanía -aún más- que esto significaría. A pesar de su papel de máximo responsable de Bankia, Rodrigo Rato cumple con el perfil de tecnócrata sumiso a las tesis neoliberales que podría encumbrarlo a la presidencia del Estado español, repitiéndose lo ocurrido en Grecia con Lukas Papadimos o en Italia con Mario Monti.

Transcurrían los últimos años de gobierno de José María Aznar cuando se especulaba con la posibilidad de que su sucesor fuese Rodrigo Rato. Finalmente, como todos sabemos, el testigo del entonces presidente lo tomaría Mariano Rajoy. Se dice que aquello supuso un varapalo para Rato quien, no en vano, fue el último en enterarse[1]. La compensación a tal contrariedad vino de la mano del propio Aznar, quien intercedería ante Bush para asegurarle el sillón de Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. He aquí una de las ventajas de apoyar a los EEUU a la hora de invadir Irak: "era un puesto que teníamos asegurado por el apoyo a Estados Unidos en la guerra de Irak, por la foto de las Azores, un puesto para Rodrigo; que no se queje, es el que ha salido mejor parado"[2].

Tras su periplo de tres años en Washington, Rato regresó a España para dedicarse en cuerpo y alma a la banca, apartado de la política pública. Su camino hasta la presidencia de la malograda Bankia le hizo pasar por importantes puestos en otras entidades financieras, entre las que se incluye el Banco de Santander. Desde entonces, sus intervenciones públicas se han limitado a cuestiones técnicas sobre su especialidad, la economía y las finanzas. Se había convertido en uno de aquellos expertos por encima del bien y del mal, que presentaban sus particulares recomendaciones acerca del camino correcto para salir de la crisis[3].

El estallido de la crisis de Bankia, un escándalo que pone en duda la gestión de esta entidad bancaria, parecía en primera instancia que iba a ser el final de cualquier futura aspiración política de Rato. Las capacidades del cabeza visible de aquel banco, el gurú de la economía española, habían sido puestas en entredicho[4]. Sin embargo, quién iba a sufrir en mayor medida los efectos de la situación que derivaría del saneamiento de Bankia sería Mariano Rajoy. A pesar de que las raíces del problema se hunden hasta la época de Aznar, en su obsesión por sacar provecho de la burbuja inmobiliaria para las cajas controladas desde sus feudos regionales de Madrid y Valencia[5], es Rajoy quien se encuentra en estos momentos al mando del Gobierno de un estado sobre el que se cierne, más que nunca, la amenaza del temido rescate. Sabedor de ello, Rato no ha tardado en realizar su particular análisis acerca de las medidas tomadas por el ejecutivo de Rajoy con Bankia[6].

Rodrigo Rato ha demostrado saber nadar y guardar la ropa cuando, sabedor de lo que se le venía encima, dimitió de su cargo en Bankia, que justificaría como "lo más conveniente para esta entidad"[7], mientras preparaba su contraofensiva basada en culpabilizar al actual gobierno de la gravedad alcanzada en este asunto[8]. Las críticas de Rato a las acciones del Gobierno español están en sintonía con las pronunciadas por Mario Draghi, presidente del BCE[9].

A nadie se le escapa que el crédito de Rajoy se agota día a día. La mayoría absoluta otorgada por las urnas hace apenas 150 días no es impedimento para que las encuestas de opinión pública rebajen la valoración de su gestión como presidente[10]. La táctica de dar la callada por respuesta le sirvió para convertirse en delfín de José María Aznar, en detrimento del propio Rato. Su oposición a la participación en la Guerra de Irak, por puro pragmatismo, frente al silencio de Rajoy al respecto, supuso su final en la carrera sucesoria[11]. Sin embargo, el silencio no sirve ante una ciudadanía sumida en la crisis que no comprende los motivos de onerosos rescates a bancos privados mientras los presupuestos en servicios esenciales como la educación o la sanidad son paulatinamente reducidos.

Comienzan a darse las condiciones para que la troika comunitaria plantee cambios en el Gobierno de España. Ya ocurrió con Papandreu y Berlusconi, que fueron sucedidos por tecnócratas elegidos por Europa: Papadimos y Monti. A pesar del desgaste que pueda suponerle el asunto de Bankia, los últimos movimientos de Rato lo colocan como víctima de la incompetencia del Gobierno a la hora de resolver un problema de tal magnitud. Y Rato cumple con el perfil de tecnócrata que tanto gusta en Berlín.

En gran parte de la memoria colectiva española, Rato permanece como el artífice del milagro económico español de la segunda mitad de los años 90. No importa que en realidad se tratase de un espejismo basado en la especulación inmobiliaria y una brutal política de privatizaciones; siendo aún ministro, Rodrigo Rato se salvó incluso de las críticas del principal partido de la oposición cuando, desde sus medios afines, se afirmaba que en Economía era en lo único que el ejecutivo Popular había actuado correctamente[12]. La famosa política de Rodrigo Rato de "apretarse el cinturón" no era más que la férrea aplicación de los dictados del FMI que más tarde él mismo dirigiría.

El papel de Rato en el Fondo Monetario Internacional consistió, básicamente, en la continuación de las políticas neoliberales que había aplicado en España. Su exceso de celo en la aplicación de la doctrina neoliberal supuso la imposición de condiciones tan duras a los países necesitados de préstamos -entre las que se encontraban la reducción del gasto público y la desregularización de la banca y de los mercados de trabajo- que indefectiblemente veían empeorar su situación[13]. Las protestas por la "eficiencia" de Rato fueron tales que surgieron voces, tanto en los países subdesarrollados como en Washington, pidiendo la desaparición del FMI[14].

De la discutible gestión de Rodrigo Rato al frente del FMI apenas se hizo eco en la prensa española. Su abandono del cargo de director se justificó por "motivos personales", nadie planteó más preguntas en España. Años más tarde, en el 2011, un informe de este organismo internacional reprobaba el hecho de que, entre los años 2004 y 2007 -la etapa en la que Rato fue director-, "el FMI no anticipó la crisis, su ritmo ni su magnitud y, en consecuencia, no pudo advertir a sus miembros"[15] pasó con más pena que gloria por las rotativas españolas.

Mientras tanto, el Gobierno se contradice con su propio partido ante la posibilidad de un rescate[16]. Parece indudable el nerviosismo del Ejecutivo que preside Rajoy ante las presiones que están por venir desde Europa, desde donde se ha demostrado que no tiembla el pulso a la hora de dictar cambios en los gobiernos. Rodrigo Rato, el obediente tecnócrata, también lo sabe.

Sea como sea, parece que un hipotético regreso a la "tranquilidad" en España vendrá de la mano de nuevas exigencias desde Europa, cuyas consecuencias volverán a recaer sobre el pueblo. Aunque Rajoy no quiera reconocer la inmediatez de ningún "precipicio"[17], la realidad muestra a muchas familias españolas que ya han sufrido la caída. 


[1] "Rodrigo Rato. Segunda parte". El País, 28 de octubre de 2007.
[2] Ibid.
[3] "Rato cree que un nuevo modelo económico requiere un nuevo modelo laboral". Cinco Días, 16 de octubre de 2009.
[4] "La ´impecable´ gestión de Rato deja 3.300 millones de pérdidas en la matriz de Bankia". Diario Progresista, 29 de mayo de 2012.
[5] "Los 'culpables' de Bankia". E-Notícies, 25 de mayo de 2012.
[6] "Rato critica que Bankia se rescate a costa del Tesoro, los accionistas y el resto de bancos". Cadena SER, 1 de junio de 2012.
[7] "Rato dimite al frente de Bankia". Público, 7 de mayo de 2012.
[8] "Rato prepara su contraataque". El País, 3 de junio de 2012.
[9] "El Gobierno minimiza la bofetada de Draghi sobre Bankia". Público, 1 de junio de 2012.
[10] "Desgaste lento y sostenido del Gobierno". El País, 3 de junio de 2012.
[11] Federico Trillo(2005): Memoria de entreguerras. Cit.en El Cultural. 29 de septiembre de 2005.
[12] Alfonso Galindo (2005): La utopía del mercado. p.172-174.
[13] Vicenç Navarro (2009): "Rodrigo Rato y el Fondo Monetario Internacional". El Plural, 29 de mayo de 2009.
[14] Ibid.
[15] "El FMI hace una crítica demoledora de su actuación en la etapa de Rato". El País, 9 de febrero de 2011.
[16] "El PP desdice al Gobierno y habla ya del rescate a España". Público, 3 de junio de 2012.
[17] "Rajoy: "No estamos al borde de ningún precipicio"". Público, 2 de junio de 2012.

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