Mensaje en apoyo de Alfon, convertido a la fuerza en icono de la lucha de clases. Con los mejores deseos para su familia y amigos.
Parece mentira que cosas como éstas puedan estar ocurriendo en pleno siglo XXI. ¿No nos habían contado que aquellas historias sobre detenciones arbitrarias, presos políticos y oscuras represalias habían quedado atrás después de aquella ejemplar transición?
El asunto de Alfon hace pensar que quizás todo ha sido un gran engaño, una descomunal obra teatral de la que todos fuimos partícipes al mirar hacia otro lado, olvidando que las conquistas sociales se llevan a cabo -y se defienden- activamente en las calles, mediante la movilización pacífica, y no pasivamente desde el sofá mientras creemos todo lo que la televisión nos quiere contar.
Hasta que fue demasiado tarde y bruscamente comprobamos que a los trabajadores no nos queda más que el recuerdo de un espejismo en que el nos creímos ricos. Pero a diferencia de aquéllos -quienes a pesar de la crisis siguen enriqueciéndose[1]- de repente nos vimos sin los derechos más esenciales, injustamente arrastrados a aquellas grises épocas pasadas.
Como era de esperar, muchas personas tímidamente comenzaron a tomar conciencia de la gravedad de la situación que se iba presentando. No dudaron en salir a las calles, en reclamar una justicia social que, lamentablemente, se desvanecía de la noche a la mañana. La reacción de los grandes poderes sería implacable, insinuando así su peor rostro. De repente nos encontramos ante un mundo al revés donde se criminaliza la protesta, se culpa de la crisis a sus víctimas, se tacha de irresponsable a quien hace huelga[2]. Se asientan, en definitiva, las bases para repetir las peligrosas decisiones políticas que se llevaron a cabo en los años 30 del siglo pasado.
Evocando las épocas de las santas cruzadas, nuestros gobernantes tenían que encontrar un enemigo turco cuya cabeza colocar sobre una lanza, bien elevada, a vista de todos. La idea era fomentar el miedo, poderoso aliado de quienes pueden y saben ejercerlo, miedo a protestar, miedo a movilizarse. En el fondo, cualquier persona que participase en algún piquete informativo aquel día de Huelga General, o que simplemente estuviese en alguna de las manifestaciones convocadas aquella jornada, tiene la sensación de que bien podría estar en el lugar de Alfon[3].
Sin quererlo, Alfon se ha convertido en un icono de la lucha de clases,
en mártir de la sinrazón y el abuso de una oligarquía que no admite
discusión alguna. Es por ello que, más que nunca, este inmenso sector de la sociedad vituperado por los recortes ha de exigir la liberación sin cargos de Alfon[4] y el firme compromiso por parte de las autoridades de no volver a consentir montajes[5] contra quienes tan sólo defienden derechos fundamentales.
[1] "Los ricos son un 8,4% más ricos, pero el Gobierno prefiere los recortes a gravar a las grandes fortunas". El Plural, 23 de diciembre de 2012.
[2] "González dice que Madrid perdió un 0,5 por ciento de riqueza por abuso de huelgas y manifestaciones". El Diario, 27 de diciembre de 2012.
[3] ""El régimen penitenciario de 'Alfon' implica una tortura psicológica"". Público, 27 de diciembre de 2012.
[4] "Concentraciones de apoyo a Alfon en 30 ciudades". Diagonal Periódico, 28 de diciembre de 2012.
[5] "¡Alfon Libertad! Stop montajes policiales". Público, 21 de diciembre de 2012.
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