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No es casualidad que el alcalde de una de las ciudades más importantes del mundo declare sin complejos que hay que proteger a los muy ricos, que es injusto acosarlos con elevados impuestos e incluso que, en el caso de Inglaterra, habría que darles el reconocimiento de caballeros. Los muy ricos son la nueva clase feudal del siglo XXI, y a ella rinden pleitesía los actuales sheriffs de Nottingham, candidatos a cortesanos dispuestos a lo que sea con tal de complacer a la nueva élite empeñada en deshacer las conquistas sociales de los últimos siglos como resultado de una lucha de clases que, por el momento, va ganando. Por eso este señor no se corta un pelo en equiparar a los muy ricos con los muy pobres cuando afirma con indecencia que "los millonarios son una minoría oprimida, justo como la gente sin hogar". Una desfachatez que, en épocas no lejanas, simplemente nadie hubiera tenido narices de decir en público.
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