miércoles, 6 de marzo de 2013

El pueblo de Hugo Chávez

El principal logro de Hugo Chávez en sus años de gobierno ha sido el cambio en la mentalidad del pueblo que por vez primera se siente dueño de su destino, motivo por el cual siempre tuvo en su contra a los grandes poderes.

La larga agonía del presidente Chávez en su lucha contra la enfermedad ha terminado. La gente humilde de todo un continente llora su ausencia[1] mientras, en el autodenominado Primer Mundo, los medios de comunicación se empeñan en mancillar su memoria con los descalificativos de siempre, mostrando más preocupación por las inquietudes de unos pocos venezolanos residentes en Miami[2] que por el destino de todo un pueblo.

El proceso bolivariano es el gran legado de Hugo Chávez a los ciudadanos latinoamericanos, una revolución tranquila que ha permitido que los pobres de Venezuela por fin tengan voz; de lejos, la mayor lección de talante democrático que un presidente pudiera dar a su pueblo. Gracias a él, latinoamérica ya no tiene complejos. El tradicional patio trasero del todopoderoso imperio yanki definitivamente pasó a la historia.

Aún queda un gran camino por recorrer, pero los datos hablan de un trecho andado que quizás un día lleguemos a envidiar en Europa. Porque, mientras la pobreza en Venezuela se redujo un 21,6% en apenas 10 años[3], los últimos gobiernos de España pueden presumir de haber condenado a un 21,1% de la población a vivir por debajo del umbral de pobreza[4], o los de Grecia de haber perdido el estatus de país desarrollado[5]. Cuando los recursos de un estado se dedican a la mejora de las condiciones de vida de su pueblo, cuando se lucha abiertamente contra la desigualdad, el analfabetismo o la pobreza, cuando la inversión social es objetivo prioritario para el Gobierno, puede hablarse de democracia. Hugo Chávez se dirigió a su pueblo ofreciéndoles el pez y la caña, responsabilizándolos en su aprendizaje en el arte de la pesca, haciéndolo soberano, mientras que Mariano Rajoy se limita a aparecer parapetado tras un monitor de televisor para no decir nada fuera del guión establecido desde la Europa del capital.

Gracias a sus políticas para el pueblo, Chávez ganó 13 elecciones limpiamente en "el mejor sistema electoral del mundo" -según palabras de Jimmy Carter[6]- donde la participación electoral supera el 80% del censo, algo inimaginable en la vieja Europa neoliberal, donde se legisla a golpe de recorte. A pesar de ello, los grandes medios insisten en llamarlo "dictador", un descalificativo que esconde el resentimiento del gran capital y sus acólitos hacia quien se atrevió a nacionalizar bancos y empresas con el objetivo de reducir la desigualdad entre ricos y pobres[7], permitir que los hijos de los trabajadores pudieran acceder a la universidad, alfabetizar a más de dos millones de venezolanos que no sabían leer ni escribir.

El pueblo venezolano ha madurado con Hugo Chávez al frente. Una nueva etapa se abre con la esperanza, por parte de quienes creemos en los valores democráticos, de que sepa continuar su camino.


[1] "Venezuela llora la muerte de su líder: "¡Chávez vive para siempre, la lucha continúa!". RTVE Noticias, 6 de marzo de 2013.
[2] "Muere Hugo Chávez: Los venezolanos en el exilio confían en un cambio". La Vanguardia, 6 de marzo de 2013.
[3] "El secreto de Venezuela en su lucha contra la pobreza". BBC Mundo, 5 de enero de 2012.
[4] "Pobreza en España: 12 datos para la alarma". El Diario, 22 de octubre de 2012.
[5] "Greece reclassified to 'emerging market' from developed". The Telegraph, 2 de marzo de 2013.
[6] "Venezuela, con el mejor sistema electoral del mundo: Carter". Los Ángeles Press, 19 de septiembre de 2012.
[7] "Elías Eljuri: La Cepal avala cifras de reducción de pobreza en Venezuela". Correo del Orinoco, 21 de noviembre de 2011.

2 comentarios :

  1. Chávez venia de abajo, y le pese a quien le pese esa es una gran diferencia que marca a los políticos. En el Parlamento español el 97,75% son señorit@s. Los revolucionarios vienen siempre del pueblo... por eso son tan criticados por la prensa del régimen

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    1. Una persona que se dedica al pueblo es populista: quien le traiciona, roba y empobrece, es popular (nunca mejor dicho).

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