De la vigencia de la lucha de clases no puede quedar dudas tras leer las declaraciones de un empresario chino afincado en España. Sus opiniones, coincidentes con los próceres del gran empresariado español, muestran las intenciones de los ataques dirigidos desde su clase hacia los derechos de los trabajadores.
Hay que agradecer al empresario chino Fernando Zhou su sinceridad en la entrevista que recientemente concedió al periódico El País[1]. En sus declaraciones defendía abiertamente la reciente reforma laboral, se mostraba en contra del derecho a huelga y a favor del despido gratuito, justificando esto último con que tal medida incentivaría a los empleados a trabajar más.
Hay que agradecer al empresario chino Fernando Zhou su sinceridad en la entrevista que recientemente concedió al periódico El País[1]. En sus declaraciones defendía abiertamente la reciente reforma laboral, se mostraba en contra del derecho a huelga y a favor del despido gratuito, justificando esto último con que tal medida incentivaría a los empleados a trabajar más.
Las palabras del empresario chino no tardarían en ser desaprobadas por parte de muchos de los participantes de los foros que hicieron eco de la noticia. Algunos calificaban tales declaraciones como propias de un esclavista; otros, menos sutiles, sugerían al empresario el inmediato regreso a su país de origen[2].
A todo esto, basta con tirar de hemeroteca para encontrar declaraciones similares, quizás menos directas, de homólogos españoles que defienden los mismos principios de reducción de derechos de los trabajadores. Entre aquellas se pueden encontrar las del ahora infame Díaz Ferrán, quien pedía a los trabajadores aquello de que hay que trabajar más y ganar menos[3], y las de su actual sucesor en la presidencia de la CEOE, Juan Rosell, quien aboga por la limitación del derecho a huelga[4]. No obstante, el problema de la precariedad laboral en España no se solucionaría deportando al señor Zhou a China, incluso aunque fuese acompañado de Díaz Ferrán y Rosell.
Las declaraciones del empresario chino sugieren la vigencia de la denominada lucha de clases, es decir, el choque de intereses entre las fuerzas que controlan el capital y quienes ofrecen su fuerza de trabajo en cualquiera de sus variantes. Ya identificada por Nicolás Maquiavelo en el siglo XV, esta lucha, connatural a toda sociedad dividida en clases, ha existido desde siempre, adaptada a las situaciones coyunturales de cada época.
En la actualidad esta lucha se ha recrudecido fundamentalmente desde una de las partes. Mientras la clase trabajadora apenas comienza a reaccionar, los grandes poderes financieros plantean, como próximo botín de guerra, el modelo de sociedad sugerido por el empresario en la entrevista. La ciudadanía se encuentra en el punto de mira de un grave proceso de destrucción de derechos políticos, sociales y sindicales cuyo final no puede ser otro que la desaparición de todo atisbo de libertad e igualdad.
Las élites financieras, y sus partidarios, están imponiendo unas nuevas reglas para un juego en el que, en estos momentos, se saben ganadores. Por primera vez en la historia, las conquistas sociales van en retroceso mientras la sociedad aún no tiene claro de dónde vienen los tiros. Así, muchos ciudadanos siguen culpando a los políticos en general, como si fuesen una clase aparte, mientras otros se conforman con señalar a los funcionarios, a los sindicalistas o a los inmigrantes como la causa del problema.
Las palabras de Zhou, sin embargo, son clarísimas al respecto: "Los [trabajadores] chinos apoyan al empresario. Si el negocio no va bien, se bajan el sueldo. Y los [trabajadores] españoles quieren que se cumplan sus derechos. España va mal". El problema queda reducido, desde su punto de vista, al pavoroso pragmatismo de que los derechos de los trabajadores han de estar subordinados al éxito de los negocios, cosa que guarda sospechosa similitud con la necesidad de someter la soberanía nacional a los dictados de los mercados.
¿Acaso no se trata del principal postulado del dogma neoliberal? Los gobiernos actuales se han atribuido el papel de ejército de choque contra la clase trabajadora, por esto todas las medidas de austeridad van en su perjuicio. Declaraciones como las de Zhou han de ser tomadas como una pista clara del futuro que nos depara a la mayoría si nos mantenemos ajenos a todo lo que está pasando, en definitiva, desclasados. Esta situación sólo se podrá revertir, o al menos frenar, cuando la ciudadanía tome conciencia de clase y pase a reclamar con una sola voz los derechos que jamás le debieron ser ni siquiera discutidos.
[1] "“Con despido gratis se trabajaría más”". El País, 6 de diciembre de 2012.
[2] Véanse, por ejemplo, los comentarios al respecto en Menéame, 7 de diciembre de 2012.
[3] "Díaz Ferrán desata la tormenta: "Hay que trabajar más y ganar menos para salir de la crisis"". Expansión, 14 de octubre de 2010.
[4] "Rosell aplaude la reforma laboral y pide revisar el derecho de huelga". Público, 15 de febrero de 2012.
No hay comentarios :
Publicar un comentario