Si Pablo Iglesias me lo permite, quisiera dedicar su particular discurso de Navidad a todos aquellos que siguen recomendando a quienes les rodean que no se señalen, que aguanten estos malos tiempos con resignación. Frente a aquéllos, nos encontramos con esta noble demostración de valentía, una inteligente declaración de intenciones, un "basta ya" a la situación actual, un sencillo gesto para encender ese necesario espíritu rebelde que clame contra la injusticia, y reivindique la dignidad de los de abajo y la indignidad de los poderosos. Muchas gracias Pablo... y feliz Solsticio de Invierno.
A veces la bandera pirata es la bandera de la libertad. Os aseguro que si alguna vez me tocara ser presidente de la III República Española y tuviera que dar un discurso por navidad, hay una fórmula que quedaría suprimida por decreto: “me llena de orgullo y de satisfacción”.
Esta noche es una noche muy especial para muchas familias y yo quiero lanzar dos reconocimientos y un desprecio:
Mi reconocimiento para esas personas que se ocupan de cuidarnos a todos, que casi siempre son mujeres, madres y abuelas que a lo mejor ahora están viendo de reojo la televisión mientras siguen trabajando, que se han dejado la piel estos días para que en las casas más humildes haya cosas ricas de comer esta noche. Mi reconocimiento para ellas y también para esos jóvenes que se han tenido que ir de nuestro país y que han hecho un esfuerzo enorme para coger un avión y estar esta noche con su familia, algunos no han podido coger ese avión y van a estar lejos.
Pero un desprecio también, el desprecio para los que tienen cuentas en Suiza, el desprecio para los de los sobres el desprecio para los que no pagan impuestos, para esas grandes fortunas que a lo mejor esta noche tienen caviar y botellas de champán muy caras y que van a seguir disfrutando de sus privilegios a costa del sufrimiento de la mayoría.
Decía el actual, el todavía, Jefe del Estado que la ley es igual para todos; yo creo que no es así, que hay que defender lo de todos, y defender lo de todos contra los privilegiados es asumir que podemos... y decir, que esta noche, ¡viva la República!
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