El anuncio, por parte del Gobierno, de una campaña informativa en la que explicaría los motivos de los recortes que lleva aplicados durante la presente legislatura se puede interpretar como un desesperado intento de salvar la poca credibilidad que le queda ante la ciudadanía.
Evocando quizás a Santa Teresa de Jesús en los momentos posteriores a sus famosos éxtasis, el presidente Mariano Rajoy exclamaba solemnemente que "los seres humanos somos sobre todo personas, con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta mucho"[1]. Quizás, consciente de la constante bajada de credibilidad de su Gobierno, aquel momento transcendental pudo servirle de inspiración para la singular campaña de imagen que el Partido Popular pretende lanzar en septiembre, en la que básicamente apelará al alma y los sentimientos de los ciudadanos para pedirles su "complicidad" con las medidas tomadas hasta ahora y las que quedan por tomar[2].
La estrategia prevista para la mencionada campaña pasaría por reunirse con los sectores y organizaciones afectados por las reformas del Gobierno, explicarles los contenidos de aquéllas, los motivos que llevaron a su aplicación y, por supuesto, pedirles su colaboración. En otras palabras, el Partido Popular, consciente del desgaste que le están suponiendo todos los recortes, pretende convencer a los más ingenuos de que se va por el buen camino a base de repetir la retahíla del "no queríamos, pero no quedaba más remedio que hacerlo" a la que se añadirá la coletilla de la necesidad de "tapar los agujeros que han dejado los socialistas con el señor Rubalcaba a la cabeza"[3].
No sería de extrañar que la campaña de imagen transmutara hacia una campaña de ataque, quizás preventivo, al sempiterno rival. No en vano, otra de las declaraciones que acompañaba al anuncio de esta campaña sostenía que "es posible convertir la pendiente de decadencia de los gobiernos del PSOE en una pendiente de prosperidad"[4]. Para estos señores del Gobierno parece ser que el mejor modo de superar un momento extremadamente crítico como el actual, en el que el Estado está a las puertas de un rescate total, pasa por hacer oposición a la oposición. De hecho, llama la atención que los ataques no sean hacia el responsable del anterior ejecutivo, Rodríguez Zapatero, sino contra el actual líder del Partido Socialista.
En definitiva, nos encontramos ante un desesperado intento de salvar la imagen del partido, a base de utilizar las tácticas de siempre: culpar a los demás. El argumento de la mayoría absoluta, que permite hacer y deshacer al antojo de quienes gobiernan, deja de tener peso cuando las encuestas dicen que aquella mayoría se perderá en unas próximas elecciones[5].
La solución a los graves problemas por los que pasa el Estado español, y que sufren miles de familias, no pasa por fomentar una nueva edición del "y tú más", al que tanto nos tienen acostumbrados los dos partidos dominantes. El problema no son las diferencias entre las políticas de ambas formaciones, sino las similitudes. Ambas han abrazado el neoliberalismo subyacente tras las directrices de Alemania -dígase mejor, la banca privada alemana-, unos por convicción y otros por necesidad. Directrices que conforman una hoja de ruta a la que ninguno de los dos partidos estaría dispuesto a renunciar.
A partir septiembre lamentablemente comprobaremos los efectos de la campaña cuando oigamos a muchos conciudadanos repetir acríticamente, como ovejas que sumisamente acuden al matadero, aquello de "es que no podían hacer otra cosa, con lo mal que los otros lo dejaron todo". Mientras tanto, la sangría de pérdida de derechos sociales continuará sin más paliativos.
[1] "Rajoy, en el 'Rocío Chico': "Somos personas con alma y eso es bonito"". Público, 18 de agosto de 2012.
[2] "El PP anuncia una campaña surrealista para hacer cómplices de los recortes a sus víctimas". Público, 18 de agosto de 2012.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] "El rescate de la banca se lleva por delante la mayoría absoluta del PP". El Periódico, 25 de junio de 2012.
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