La Justicia argentina continúa el camino que la Justicia española es incapaz de emprender. Los crímenes del franquismo, los que supusieron ciento cincuenta mil defensores de la libertad asesinados para luego ser enterrados en fosas y cunetas, los que implicaron represión y tortura hasta los últimos estertores de la dictadura, no pueden quedar impunes. La orden de detención y extradición contra 8 ex-ministros franquistas, un ex-capitán, siete ex-policías, dos antiguos jueces, un ginecólogo y un abogado no es cuestión de rencor, sino de justicia. Por eso, que tipos que, bajo el manto de la edulcorada reconciliación y su participación en mayor o menor medida en la glorificada transición, hayan presumido hasta la fecha de ejemplaridad ahora tengan que dar explicaciones ante la justicia, es una inmensa lección de democracia. Gracias una vez más Argentina.
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