Se denominan técnicos de recursos humanos, pero las prácticas de algunos de ellos, amparados y animados por sus patronos, rozan precisamente lo inhumano. La prensa ha hecho eco de este caso en particular por la denuncia de una chica que resultó lesionada a causa de la ocurrencia de uno de estos técnicos a la hora de seleccionar "recursos" para la empresa de turno, aunque no hay que dudar que a diario se repiten miles de casos similares en España. Lanzar un billete de 50 euros y hacer a los candidatos luchar por él a ver quién lo coge, como condición para obtener el puesto, es, cuando menos, de sádicos. Aparte de las lamentables secuelas que pudo causar en aquella chica, lo que este macabro juego nos demuestra es que el trabajador no representa nada para muchos empresarios, poco más que una simple herramienta para ganar dinero, un objeto secundario al cual se puede deshumanizar en procesos de selección donde los candidatos acuden con la cabeza agachada, dispuestos a aceptar casi cualquier cosa porque "es lo que hay". Se trata de la cara más oscura del mundo laboral en los tiempos que corren, donde el simple hecho de necesitar un trabajo te convierte en ciudadano de tercera categoría; hecho que nos vuelve a recordar que en nuestra sociedad hay clases.
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