Bankia, ese esperpento nacido de la fusión y posterior bancarización de varias cajas de ahorros, literalmente arruinado tras un nefasto proceso de gestión del que apenas se depuraron responsabilidades, vuelve a ser noticia. Si en su momento este banco fue reflotado gracias al dinero inyectado por el mismo Gobierno que aplica recortes a sus ciudadanos en nombre del control del déficit, ahora toca su privatización. Se trata de la esperpéntica lógica neoliberal que nos dice que sólo lo privado puede funcionar bien, pero cuando algo público funciona bien hay que privatizarlo; en cambio, cuando lo que funciona mal es privado, se rescata con dinero público y se vuelve a privatizar. Ahora que Bankia vuelve a ser apetecible para los grandes poderes financieros, toca su privatización y, para ello, el Gobierno de España cuenta con el podopoderoso Goldman Sachs, que va a cobrar la simbólica cifra de un euro por diseñar la venta de Bankia. ¿Desde cuándo una empresa privada trabaja sin ánimo de lucro? No hay que ser muy avispado para pensar que la operación final de venta de Bankia rendirá muy jugosos beneficios al mismo grupo de inversión que entre 2001 y 2008 ayudó a falsear las cuentas de la economía griega para engañar a la UE, en 2011 engañó a sus propios clientes y al Congreso de los Estados Unidos sobre su actuación en la crisis de las hipotecas subprime y ese mismo año apostó 440 millones de euros contra España en su Informe de Exposición de las economías periféricas europeas.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario