Tanto pagas, tanto vales parece ser una de las máximas de las principales agencias de calificación. Al menos eso de desprende de las pruebas presentadas por unos abogados de San Diego, las cuales indican que los ratings concedidos por aquellas agencias dependían del dinero que los interesados estuvieran dispuestos a pagar. Ahora se explica cómo pudieron hundirse de la noche a la mañana bancos con calificación AAA+, mientras muchos estados son condenados a pagar injustos intereses de deuda por culpa de calificaciones "basura". El problema de fondo es la amoralidad de un sistema imperante donde el dinero es la única opción posible ante al dilema de elegir entre integridad y capital.
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