Llama poderosamente la atención la insistencia de las facciones más reaccionarias de la política española en poner coto a las manifestaciones y movilizaciones ciudadanas. Ante su incapacidad y falta de voluntad de responder a los requerimientos de los manifestantes, prefieren reducirlo todo a un problema de orden público, haciendo además referencia a los gastos que ocasionan las manifestaciones. Vamos a ver cuándo se entera esta gente de que los ciudadanos no salen a la calle a manifestarse por gusto, lo hacen porque es la única opción pacífica que les queda para que se les escuche.
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