La actual crisis de régimen en la que nos encontramos inmersos es consecuencia directa de una transición defectuosa, tutelada por potencias extranjeras, que supuso la entrega de la jefatura de Estado al delfín del dictador Francisco Franco. El tiempo ha demostrado que el "campechanismo" no ha sido más que parte de una estudiada operación de marketing para que la población española aceptase nuevamente a un jefe de Estado que no es votado. Tras un año de escándalos -desde la cacería de Botswana al asunto Noos, pasando por el affaire Corinna-, la credibilidad de la Corona no la salva ni el mito fundacional del 23F, desmoronado éste tras las informaciones desveladas por Wikileaks. El pueblo español no puede conformarse con un simple acto de sucesión, con lo que todo permanezca igual; es necesario, más que nunca, un proceso constituyente que asegure a la sociedad en su conjunto la posibilidad de elegir su propio destino en el marco de una auténtica democracia. |
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