En mundo no es sólo cosa de pequeños Nicolases y presidentes de plasma. Por fortuna para la mayoría, también hay héroes que luchan por cambiarlo, personas anónimas que lo arriesgan todo por plantar cara a la injusticia, a un orden establecido para beneficio de unos pocos, convirtiéndose en el corazón que bombea ilusión y espíritu de lucha, en la brújula que orienta esperanzas y ansias de cambio, en el necesario manual de acción y organización colectiva. Una de las grandezas del ya mítico 15M fue descubrirnos, prácticamente en cada plaza, la existencia de personas tan excepcionales. En Sol estaba Salomé.
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