Francia acaba de demostrar algo de coherencia con su tradicional chauvinismo tras anunciar que no firmará el Tratado de Libre Comercio (TTIP). Desde una perspectiva de soberanía es suicida formar parte de un proyecto que pone por delante del interés nacional el de las grandes corporaciones y eso, gracias también a la presión social, el Gobierno francés lo ha comprendido. Ahora el camino marcado por Francia puede ser seguido por más estados europeos, quedando el TTIP diluido con el tiempo a un mal sueño o, en el peor de los casos, el gran capital francés decida contraatacar y hacer al gobierno galo rectificar su decisión. En estos momentos está en juego que la soberanía nacional resida en el pueblo o en las grandes empresas.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario