Grecia se ha convertido en el paradigma del fracaso de la austeridad como forma de gobierno. Como si de un bucle que se repite una y otra vez, la troika exige al pueblo griego nuevos sacrificios en forma de recortes, privatizaciones; nuevas mutilaciones en derechos fundamentales que sólo terminarán cuando éstos se diluyan en el recuerdo de un pasado que sin duda fue mejor. Es el presente en Grecia, el futuro cercano en España, Portugal o Italia y, muy posiblemente, el destino de toda Europa. Es la consecuencia directa de una falsa democracia relegada a los mercados, a los grandes poderes financieros, económicos e industriales, esta forma de gobierno donde el interés de unos pocos prima sobre los derechos fundamentales de la mayoría. ¿Qué otra cosa queda al pueblo europeo que organizarse, salir a las calles, resistir? Grecia, para lo malo y lo bueno, sigue marcando el camino. |