Está claro que cada vez que el pueblo se une para salir a las calles a demostrar decencia, los indignos se asustan. Es por eso que, para algunos, la gratuidad de las palabras se junta con el fácil acceso a los medios para rezumar la bilis de la intolerancia y sembrar ruido con barbaridades como comparar a nuestros mejores ciudadanos con Amanecer Dorado. Una vez más, voceros del régimen y políticos de la derecha al servicio de los pocos de siempre niegan la democracia a los muchos que la reclaman. Todo sea porque el sábado 22 de marzo la cosa no termine tranquila, ¿verdad señor González?
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