República frente a una anomalía democrática e histórica llamada monarquía, la inviolabilidad de alguien por su apellido frente a la plena igualdad ante la Ley, la renuncia al Ejército a intervenir en la política nacional frente a su papel de garante de la "integridad nacional", la existencia de leyes que obliguen a especificar las condiciones del endeudamiento frente a la deuda como excusa de pérdida de soberanía. Sirva la Constitución de 1931, en su 82º aniversario, como referencia para el necesario proceso constituyente que la mayoría de gente decente que habita este país se merece.
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