Según un estudio publicado en la revista médica Journal of Psycopharmacology el número de personas que padecen desórdenes nerviosos en el Reino Unido ha pasado de 2.3 millones en el año 2007 a 8.2 millones en 2013. Esta tendencia de seguro es extrapolable a España donde, como muchos dicen, hay 6 millones de parados y otros 16 millones de estresados. El culto a la competividad y el individualismo, tan común en estos días de hegemonía del neoliberalismo, ha convertido a las personas en esclavas del empleo que, temerosas de perderlo, malvenden su fuerza de trabajo, sacrificando dignidad, salud y bienestar. Nos encontramos ante otro episodio de esta lucha de clases en la que el enemigo nos doblega a base de hacernos creer en la mal llamada cultura del esfuerzo, que nos transforma en unidades de competición económica, haciéndonos creer culpables ante nosotros mismos de nuestros fracasos o, simplemente, de la posibilidad de fracasar.
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