El mensaje de fondo de los capataces del gran capital, nuestros gobernantes, es que no hay alternativas. Quieren una sociedad de borregos que acepten su destino sin discusión alguna, una caterva de consumidores, una masa de productores a bajo coste. Todo para el beneficio de unos pocos. Para ello quieren un sistema educativo de baja calidad para la gran mayoría, con una función más adoctrinadora que educativa, donde el derecho a la educación se convierta en un lucrativo negocio en manos privadas. Ante tal panorama, a la juventud no le queda otra que movilizarse y defender así su presente y su futuro. |
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