La sentencia del Tribunal Constitucional de Portugal, que declara ilegales varios de los recortes en sus presupuestos, demuestra la poca soberanía residente en un pueblo que comprueba como sus representantes electos legislan a golpe de recorte, siguiendo a pie juntillas los dictámenes de la troika; es decir, mantener a raya el déficit del Estado con el único propósito de asegurar los privilegios de una élite financiera. Ante tal panorama no es descabellado afirmar que las constituciones de los países PIGS son papel mojado. |
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