Nada que objetar acerca del proceso de elección del máximo representante de un Estado soberano -aunque se trate de un régimen teocrático-, sin embargo es lógico pensar que los ciudadanos argentinos que sufrieron la cruel dictadura de la Junta Militar -católicos incluidos- sientan una amarga sensación al saber que un presunto cómplice de aquel sangriento régimen sea el nuevo Papa. Mientras la justicia argentina consigue poco a poco -no sin dificultades- condenar a sus antiguos dictadores y respectivos cómplices (¡qué sana envidia, hermanos argentinos!), la alta jerarquía católica da su respaldo a quien pudo estar detrás de la desaparición de ciudadanos argentinos y el robo de recién nacidos. Sería lamentable que se confirmase tal extremo. |
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