Transcripción del monólogo del profesor Pablo Iglesias Turrión, en el programa de televisión La Tuerka, acerca de la figura de Xosé Manuel Beiras y su singular estilo de hacer campaña, quien huye de la hipocresía de lo políticamente correcto para poner los puntos sobre las íes y alertar de la profundidad de esta crisis y de las terribles consecuencias que sufre la gente de a pie.
Beiras es mucho más que el candidato de la Syriza galega, llamado a movilizar al electorado gallego que puede derrotar a Feijóo; es mucho más que el referente histórico del nacionalismo galego. Un tipo que es catedrático de Economía, que habla varios idiomas, que es capaz de citar a Gramsci para decir que estamos ante una crisis de régimen y que las derrotas electorales llegan después que las derrotas políticas; un tipo que es capaz de citar a Otto Bauer y a los austro-marxistas para explicar qué es una nación -o a Giovanni Arrighi para decir que estamos ante una crisis sistémica- no es un político del montón, no es un político cualquiera. Un tipo que no se corta en decir que los recortes sociales provocan más muertos que los que haya podido causar cualquier grupo terrorista en este país, y que se refiere al presidente de la Xunta de Galicia como "la habichuela" o "el frijol".Fijaos, yo de campañas electorales entiendo un poco y lo normal es que los candidatos tiendan a moderarse, tiendan a ser prudentes y a asumir que la mediocridad da más votos que la brillantez porque, al fin y al cabo, vivimos en un mundo que premia a los mediocres, pues Beiras no. Tiene el ego necesario para no ser un mediocre y restregar todos los días a sus rivales que ninguno puede superarle en talla intelectual y en ingenio. Habrá quien diga que Beiras es arrogante -quizá lo sea-, yo -que queréis que os diga- estoy un poco harto de políticos no arrogantes que son prudentes y pragmáticos. Los cobardes, los tibios, los pragmáticos son los que casi siempre ganan en política -que nos lo digan en la izquierda-. Por eso Beiras es mucho más que Beiras al recordarnos que, a veces, la política para ser política tiene que ser incorrecta.
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