Páginas

viernes, 10 de agosto de 2012

No se puede permitir la ley de la selva... con la ley del más fuerte tenemos de sobra

A quienes se atreven a mostrar su preocupación porque las acciones de unos jornaleros en dos supermercados andaluces pueda ser la semilla de la "ley de la selva", habría que recordar que los trabajadores llevan sufriendo la "ley del más fuerte", cuyos derechos y bienestar son sacrificados para salvaguardar los privilegios de una oligarquía bancaria y empresarial cada vez más poderosa.

Como era de prever, las recientes acciones del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) han despertado un mínimo debate en la sociedad, acostumbrada esta última a la indolencia ante los problemas de los más débiles. No obstante, como se refleja en diversos foros a través de Internet[1], la controversia ha ido derivando hacia la idoneidad de que un diputado electo haya participado en una acción puntual de sustraer alimentos de primera necesidad, aunque éstos vayan destinados a familias necesitadas.

Las pretensiones de Juan Manuel Sánchez Gordillo de remover conciencias han chocado con el denominado sentido común popular -y oficial-, es decir el acervo de normas y creencias consensuadas y aceptadas por la sociedad que vienen a definir -entre otras cosas- lo que está mal y lo que está bien, habitualmente desde la perspectiva de las clases dominantes. Esto último se puede comprobar al observar a algunas sociedades antiguas, en las que el sentido común dictaba que el hombre libre podía ser dueño, con total naturalidad, de las vidas de otros menos afortunados. Hoy en día, sin embargo, la esclavitud es denostada y considerada inaceptable por la sociedad.

Basándose en el principio de que robar es malo, muchas personas bienintencionadas han criticado duramente las acciones del SAT en aquellos supermercados. Efectivamente, visto como un simple acto de robo, desnudo de cualquier matización, es perfectamente comprensible la indignación que muchas personas han mostrado ante tales actos. De hecho, algunas voces, sin entrar en cuestiones más profundas, se han limitado a advertir de los graves efectos sociales que podrían acarrear las acciones del SAT si cundiese el ejemplo, vaticinando una "ley de la selva" que consideran inaceptable[2][3]. Dejando a un lado el innecesario alarmismo implícito de tales afirmaciones, no cabe duda de que la preocupación del establishment es que el mensaje de Gordillo penetre en la sociedad, de modo que ésta tome conciencia de la situación de precariedad a la que se ven abocadas muchas familias en España y, en consecuencia, tome partido al respecto.

La cuestión es esconder los problemas bajo la alfombra, con la esperanza de que la sociedad siga sin reaccionar, para lo cual periodistas, tertulianos y algún que otro político rival con una mínima capacidad mediática atacarán a Sánchez Gordillo y al SAT con tópicos ya clásicos, con el objetivo de reforzar el sentido común popular de lo que está bien y lo que está mal. Así, recurrirán a la desquiciante satanización de todo lo relacionado con los sindicatos para repetir la cantinela de las cuantiosas subvenciones que aquéllos reciben, ignorando el hecho de que el Sindicato Andaluz de Trabajadores no se beneficia de ayudas públicas[4]. Recordarán, una vez más, las buenas relaciones de Sánchez Gordillo con el demonizado Hugo Chávez, jefe de estado elegido democráticamente -de quien no hay constancia de reiterados incumplimientos de sus promesas electorales-, como si aquello supusiera algún problema[5]. Y, sobre todo, censurarán el hecho de que un diputado forme parte de un "atraco".

Porque, efectivamente, cuando interesa se hace abuso del lenguaje, lo que bajo una jurisprudencia imparcial sería interpretado como hurto famélico -es decir, con objeto de dar de comer al hambriento- se tergiversa con vocablos duros, socialmente inaceptables, como "atraco" o "asalto"[6]. Del mismo modo, se hablará de "agresión" a la cajera de supermercado, a quien los vídeos mostraban llorando tras ver frustrado su quijotesco intento de abortar la retirada de alimentos del establecimiento cuando, en palabras de Sánchez Gordillo, lo que ocurrió es que aquélla "se puso nerviosa y empezó a llorar, pero nadie le hizo nada", a lo que añade: "¿Cómo vamos a meternos nosotros con ningún trabajador que está ganando 850 euros y al que además le hacen trabajar más horas de las reglamentarias?"[7].

A pesar de todo intento de manipular la realidad con eufemismos y deformaciones interesadas del lenguaje, la realidad, tenaz e inapelable, aporta suficientes matices como para dar a Sánchez Gordillo la oportunidad  de explicar el motivo de aquellas acciones. Una realidad que delata la existencia, tan sólo en Andalucía, de tres millones de pobres y 350.000 familias subalimentadas[8], hecho que el Sindicato Andaluz de Trabajadores decide denunciar mediante estas acciones. Y ahí vuelven los especialistas en lo políticamente correcto para calificar estas acciones de populistas, pues consideran que existen medios alternativos para hacer llegar a la sociedad aquellas inquietudes. Sobre populismo, pocas lecciones se pueden dar en un Estado donde las apariciones públicas de su Presidente se limitan a las que conllevan fotografiarse con deportistas de élite antes de grandes eventos deportivos para pedirles públicamente, como hizo con selección española de fútbol, "una alegría ahora en estos tiempos tan complejos y difíciles"[9].

Sería una lástima que toda la polémica surgida alrededor de las acciones en los supermercados hiciera olvidar la reivindicación subyacente: la lacra de la pobreza que azota cada día a más familias en España. Un problema que tiene causas y causantes, los mismos que se aferran a la "ley de más fuerte". Por eso mismo, quienes, desde las altas esferas, piden la cabeza de los sindicalistas por un hurto insignificante, lo que realmente hacen es defender su estatus actual, sus privilegios alcanzados a costa del sacrificio de los más débiles. Ellos, quienes tienen la sartén por el mango, los beneficiados por la "ley del más fuerte", no van a los tribunales por haber acelerado la crisis por sus prácticas especulativas, ni por evadir riquezas a paraísos fiscales, ni por presionar para que los recientes gobiernos se apliquen en el desmontaje de todo bienestar social[10]. Por eso resulta hipócrita magnificar el presunto delito detrás del humilde acto de rebeldía de un grupo de personas que deciden denunciar a cara descubierta un hecho, mientras se mira a otro lado -o directamente se apremian indultos- de los grandes latrocinios nacionales que empobrecen a la sociedad en su conjunto. En la lógica de la "ley del más fuerte", si Sánchez Gordillo hubiera hundido un banco, se le haría presidente de honor y se le concedería una importante indemnización de por vida. Y, por supuesto, no se pediría su cabeza[11].

Aún más lamentable, si cabe, es la actitud de muchos conciudadanos de a pie, quienes, a parte de criticar las acciones del SAT, aplauden el hecho de que los ricos españoles se abran hueco entre la élite mundial de las grandes fortunas. Aquéllos que insisten en la ilegalidad de los actos de los jornaleros andaluces prefieren mirar a otro lado ante las reiteradas acusaciones de abusos patronales de, por ejemplo, algunas cadenas de supermercados[12] o prefieren no preguntarse del origen de los inmensos patrimonios de aquellos ricos que nos venden, y explotan, el mito del hombre hecho a sí mismo, aunque sean acusados de explotar a niños de países pobres, obligados a coser por una miseria en condiciones infrahumanas[13]. Es más cómodo apuntar con el dedo a otro trabajador, cuya capacidad de defensa es mínima, que señalarse como voz crítica ante un sistema que permite que unos pocos se enriquezcan, cada día más, a costa de aumentar la brecha entre ricos y pobres[14], la cada vez mayor desigualdad social cuyas consecuencias bien pueden ser trágicas.

Porque la "ley de la selva", a la que tanto parecen temer algunos, no va a ser consecuencia de un acto reivindicativo concreto realizado por un grupo de jornaleros. Ésta vendrá a causa de la ruptura del contrato social que, con mayor o menor acierto, se ha mantenido hasta hace poco. La desaparición de subsidios, prestaciones por desempleo, junto a la destrucción del carácter universal de los servicios médicos y educativos, será la chispa que convierta la frustración en desesperación. De seguir este fatídico camino, el único modo de mantener la paz social será a base de decretos de naturaleza represiva, de modo que continúe prevaleciendo la "ley del más fuerte".


[1] Por ejemplo, véase: "Exprópiese".
[2] "Fiscales dicen que la actuación de Gordillo es delito y que si todo el mundo hiciese lo mismo sería la "Ley de la Selva"". Europa Press, 8 de agosto de 2012.
[3] "Interior ordena detener a los responsables del saqueo al Mercadona". El Confidencial, 8 de agosto de 2012.
[4] "Lo que nadie dice del Sindicato Andaluz de Trabajadores". Kaos en la Red, 9 de agosto de 2012.
[5] Por desgracia, la particular batalla unilateral del establishment español contra Hugo Chávez ha hecho mecha en el sentido común popular, creando una imagen distorsionada del dirigente venezolano en España. Se recomienda, al respecto, la lectura del artículo de Vicenç Navarro: "La demonización de Chávez en España". Temas, 8 de julio de 2012.
[6] "El atraco de Sánchez Gordillo a dos supermercados". Diario Crítico, 9 de agosto de 2012.
[7] "“Igual que Rajoy con sus medidas, no nos gusta lo que hacemos. Pero no queda otra”". El País, 10 de agosto de 2012.
[8] Ibid.
[9] "Rajoy les pide a los jugadores españoles una alegría para el país". Sport, 1 de junio de 2012.
[10] "La inmunidad bancaria, la ley, y los hurtos en un supermercado andaluz". Público, 10 de agosto de 2012.
[11] "Sánchez Gordillo será "crucificado" por la derecha "para dar un escarmiento"". El Huffington Post, 8 de agosto de 2012.
[12] Se recomienda visitar la página web específica para los conflictos abiertos entre trabajadores de Mercadona y la empresa.
[13] "Trabajo esclavo en la India: tres empresas españolas están incluidas en la 'lista negra'". El Confidencial, 23 de marzo de 2012.
[14] "¿Por qué la pobreza está creciendo en España?". Público, 31 de mayo de 2012.

1 comentario:

  1. Articulo argumentado, con información contrastada y mencionando las fuentes, la exposición que has hecho del tema, de la situación de la clase trabajadora me parece excelente, un autentico rara avis en estos tiempos. Enhorabuena

    ResponderEliminar