Este artículo plantea una reflexión acerca de la desproporcionada reacción de los medios de comunicación con respecto a la acción del Sindicato Andaluz de Trabajadores en un par de supermercados andaluces, cuando los robos realmente dañinos a la sociedad se producen con cada nuevo recorte.
Con un acto simbólico, como la apropiación de productos de primera necesidad en un par de supermercados, Juan Manuel Sánchez Gordillo ha conseguido que la opinión pública hable, por vez primera, de las penurias que en estos momentos está pasando una parte de la población, en lo que considera una medida "necesaria" para dar "un toque de atención" a lo que realmente está pasando en Andalucía, "donde el 35 por ciento de las familias de las grandes ciudades está por debajo del umbral de la pobreza, hay un millón doscientos cincuenta mil parados, tres millones de pobres y más de 200.000 familias con todos sus miembros parados y sin cobrar ningún tipo de percepción"[1].
Desgraciadamente, el establishment mediático ha buscado deliberadamente desviar la atención del público al hecho de que un diputado cometa un delito, mientras el drama social sufrido por miles de familias españolas pasa a un segundo plano. La mayoría de los medios han abierto la veda contra Gordillo, como si el hecho de sustraer unos cuantos carros de comida de un par de supermercados fuera comparable a los casos de corrupción que azotan al Estado español.
La credibilidad de la actual casta política se encuentra bajo mínimos debido, precisamente, a la implicación -presunta o demostrada- de algunos de sus componentes en casos de corrupción y abusos de poder. Dicho de otro modo, la población española se ha acostumbrado al hecho de que, con relativa periodicidad, salgan a la luz casos que ensombrecen a nuestros representantes electos: aeropuertos sin aviones[2], estaciones de AVE emplazadas en terrenos pertenecientes a condes[3], casos Gürtel o los famosos EREs, tan sólo por citar algunos de los más sonados.
En una entrevista radiofónica a Sánchez Gordillo[4], un periodista toma el papel del sacerdote en un confesionario que trata de apelar a la conciencia de una oveja descarriada. Así, le realiza preguntas del tipo: "¿qué le diría a las familias de los trabajadores de estos supermercados que, a lo mejor mañana [...] los ponen de patitas en la calle, porque no pueden cuadrar el mes?" o "¿qué pasaría si todos los que están pasando hambre entrasen en supermercados y tiendas y robasen, tal como han hecho ustedes hace unos minutos?". Tras lo que se salta los principios de objetividad periodística al añadir sus propias conclusiones, calificándolo de "irresponsable" al "poder prender la mecha asaltando dos supermercados", extremo que le "parece tan peligroso en la situación que estamos actualmente", para terminar emplazando a Sánchez Gordillo a pedir disculpas "ante todo el pueblo que le está oyendo".
Lamentablemente, no hay noticias de alguna entrevista de este tipo, por poner un ejemplo, a Carlos Fabra que ponga en duda su excesiva suerte con las loterías, o que le conmine a pedir perdón al pueblo valenciano por los dispendios en un aeropuerto -con estatua incluida- que no sirve para nada, cantidades en absoluto comparables al ridículo valor de unos carros cargados de aceite, azúcar, arroz, pasta, leche, galletas y legumbres. Un doble rasero lógico en unos medios de comunicación plegados a los intereses de quienes más tienen, de los verdaderos beneficiarios de las penurias de los más débiles, a quienes empobrecen a base de imponer políticas de recortes a los gobiernos de turno, el peor latrocinio, el más dañino que condena a la mayoría de una población a la precariedad, mientras con ese dinero se salva a bancos y, con ellos, los intereses del gran capital financiero.
Y no: si Mercadona o Carrefour tienen que mandar al paro a sus trabajadores, no será porque se pierdan unos cuantos carros de comida, sino por las últimas reformas laborales, que condenan al asalariado al miedo perenne al despido.
[1] "Gordillo, que anuncia que habrá más acciones en supermercados, responde a Griñán que "más deleznable" es el caso ERE". Europa Press, 8 de agosto de 2012.
[2] "Los aeropuertos fantasma españoles". ABC, 3 de abril de 2012.
[3] "A su paso por Guadalajara, el tren de alta velocidad deja un reguero de plusvalías en los terrenos de la familia política de Esperanza Aguirre". Interviú, 29 de septiembre de 2003.
[4] "Queremos hablar", ABC Punto Radio, 7 de agosto de 2012.
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