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martes, 22 de mayo de 2012

Quizás no haya sido tan buena idea formar gobiernos de coalición

Desde estas líneas se plantea la posibilidad de que los pactos de gobierno suscritos por Izquierda Unida para las comunidades autónomas de Andalucía y Asturias -pendiente de ratificación- sean malas decisiones desde un punto de vista estratégico a medio plazo.

Hay motivos para pensar que los pactos de gobierno alcanzados por Izquierda Unida en Andalucía y Asturias -pendiente de ratificación por sus militantes- pueden llegar a pasar factura. Se puede argumentar, desde una perspectiva más optimista, que ambas legislaturas acaban de comenzar, por lo que hay tiempo de sobra para demostrar que Izquierda Unida tendrá éxito en su papel natural de orientar hacia la izquierda las políticas desarrolladas por los respectivos gobiernos de coalición en ambas comunidades. Sin embargo, la realidad puede ser muy distinta debido, sobre todo, a las presiones desde el Gobierno Central en cuestiones presupuestarias. Y la tolerancia del electorado de IU hacia presumibles recortes será nula.

Es justo reconocer que la época actual es realmente complicada para gobernar, donde los grandes poderes fácticos limitan el radio de acción de los representantes políticos quienes, por otra parte, se encuentran en su mayoría plegados al dogma neoliberal vigente e impuesto desde la banca y la gran patronal, tanto la española como la europea. Cualquier fuerza política que se encuentre en la tesitura de gobernar se encontrará ante la amenaza del desgaste político, el mismo desgaste que expulsó al PSOE de la Moncloa y el que dejó al PP, a pesar de las favorables encuestas, a las puertas del Palacio de San Telmo en Sevilla. Una parte del electorado se encuentra cansado del binomio PP-PSOE, representantes de un bipartidismo rancio de orientación neoliberal cuyas políticas sólo entienden de recortes a los más débiles, los ciudadanos. El "¡rebélate!" del eslogan de campaña de IU sugería una alternativa para quienes deseaban demostrar su desilusión hacia la política de los dos grandes partidos.

A pesar de que en Andalucía no había más alternativa real, por intención de voto, que Arenas o Griñán, la sensación de un sector de quienes otorgaron su confianza a IU en las últimas autonómicas es que el sillón de la presidencia se ha vendido demasiado barato. El famoso programa pactado por el que se prevé la aprobación de 28 leyes y más de 250 medidas[1], a pesar de resultar atractivo, corre el peligro de no llegar a cumplirse en su totalidad. El motivo es que a nadie se le escapa que éste ha sido aceptado por Griñán más por el deseo de renovar su presidencia que por convicción hacia el mencionado programa.

Sánchez Gordillo, voz crítica hacia el pacto de gobierno entre IU y PSOE, advirtió no hace mucho que no sólo no serán cumplidas gran parte de las medidas acordadas sino que el partido de Griñán sacará a IU del Gobierno andaluz en cuanto tenga ocasión[2]. En la actualidad, quien gobierna se enfrenta al desgaste; el mismo que comienza a sufrir Rajoy desde la Presidencia del Estado. Indefectiblemente, poco a poco se irá nivelando de nuevo la balanza del bipartidismo. Griñán, con su sillón asegurado, tan sólo tiene evitar perder de vista la progresión de las encuestas de popularidad. Los continuos anuncios de recortes por parte de Rajoy sugieren que, más pronto que tarde, las encuestas le favorecerán.

En este gobierno de coalición, a poco que se descuide, el gran perjudicado por el desgaste será Izquierda Unida. Sánchez Gordillo, uno de los más críticos dentro de la formación, asegura que esta formación llega al gobierno en el peor momento, lo cual va a pagar gravemente[3]. Las diferencias ideológicas y programáticas de PSOE e IU son demasiado divergentes como para asegurar que la coalición de izquierdas no vaya a verse en el compromiso de firmar leyes a las que se hubiera opuesto frontalmente en caso de haber estado en la oposición. La primera prueba de ello se ha visto con el Plan económico-financiero aprobado recientemente por el Consejo de Gobierno de Andalucía. Desde IU, conscientes de ello, saltaron voces pidiendo que se rectificase "la injusticia que en él se plantea en relación con las medidas que afectan a los trabajadores públicos"[4]. Son los gajes de formar un gobierno de coalición.

A pesar de que muchas voces oportunistas han aprovechado la coyuntura para acusar a IU de pactar con la única intención de conseguir cargos, no se puede dudar de las intenciones de Izquierda Unida al entrar en el Gobierno de Andalucía. En realidad, hay que reconocer que han pecado de ingenuos al pensar que un pacto con los socialistas les permitiría reconducirlos a la izquierda. Por simple sentido común, el PSOE está respaldado por muchísimos más votos que hará valer a la hora de frenar cualquier cambio fuera de guión propuesto por IU. Los acuerdos pactados siempre correrán peligro de convertirse en papel mojado ante la realidad de los presupuestos y las presiones desde Madrid. Además,

Mientras tanto, la maquinaria mediática está siendo despiadada con Izquierda Unida. No se puede olvidar que la prensa, los medios de comunicación, son mayoritariamente o pro-PP o, los menos, pro-PSOE. Los voceros y "expertos" al servicio del establisment se afanan en justificar los recortes como algo normal al recordar que la izquierda también recorta[5]. Sin duda, un tópico en los próximos debates en el Congreso serán las respuestas del Gobierno a los diputados de IU recordándoles que ellos también saben lo que es hacer recortes. IU acaba de entrar en el juego del "y tú más".

Por todo esto, hay que temerse que pronto, desde el seno de Izquierda Unida, muchos se arrepentirán de no haber seguido el consejo de Julio Anguita cuando, sabedor de la encrucijada que se presentaba a la formación, recomendó limitarse a un pacto de investidura condicionado por un número de medidas concretas y de rápido cumplimiento, para inmediatamente después pasar a hacer oposición.

Asimismo, quizás más de un simpatizante de la formación de izquierdas en Andalucía o Asturias suspire al enterarse que la federación extremeña de Izquierda Unida, otrora criticada por permitir la entrada al Gobierno de Extremadura del PP, ha decidido desafiar cualquier amenaza de intervención y votará en contra de cualquier tipo de recorte[6]. Son las ventajas de estar en la oposición, el mejor lugar desde donde actuar con margen para identificarse como fuerza alternativa a las que defienden el modelo neoliberal. A Syriza, en Grecia, saber hacer oposición le comienza a dar sus frutos[7].


[1] "IU ve en la intervención de Griñán 'nueva letra y nueva música'". Diario de Sevilla, 2 de mayo de 2012.

1 comentario:

  1. Me he opuesto frontalmente contra pactos entre IU-PSOE, son "antinaturales" en principio pero ¿lo son realmente?
    IU viene demostrando no ser un grupo de izquierda revolucionaria. Está ocupando la izquierda del PSOE, nada más, y ser una rémora de ese partido como cuando la época zapaterista.
    No entra en gobierno para atacar por dentro, sino para quedarse. Tiempo al tiempo, porque pierde el marxismo por horas, y sin marxismo, será otra opción burguesa.

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