No sólo alzan la voz, sacando pecho ante los jefes de la Unión Europea, sino que mueven ficha para que todo intento de cambio en Grecia se evapore. El miedo a un contagio al resto de los países PIGS -Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España- de esa ilusión con la que el pueblo griego apoya al gobierno de Syriza ha convertido a España y Portugal, según palabras de Tsipras, en vertebradores de un eje cuyo único objetivo es el fracaso de cualquier negociación de Grecia frente al Eurogrupo. Una prueba más del miedo de los actuales gobiernos a alternativas transformadoras que podrían suponer una amenaza al actual estatus de los más poderosos en este continente cada vez más desigual.
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