El principal periódico alemán, Bild, no ha tardado en aplaudir la firmeza del ministro de Finanzas de aquel país en su negativa de aceptar las peticiones de Grecia respecto a su deuda. Se está disfrazando su beligerancia e incomprensión hacia la situación del pueblo griego como una ejemplarizante actitud de castigo a unos bárbaros del sur, derrochadores e irresponsables que tienen lo que se merecen. El "habéis vivido por encima de vuestras posibilidades" vuelve a tomar forma, esta vez entre estados -y entre pueblos-. Vuelve a quedar patente que a los gobiernos europeos poco les importa el sufrimiento de cientos de miles de griegos, tan sólo quieren la tranquilidad de que el proyecto de Syriza fracase, como vacuna contra emergentes proyectos políticos contestatarios en otros estados de Europa. "No podemos pedir a los contribuyentes alemanes y europeos que paguen", es la envenenada declaración del gobierno alemán para fomentar la lucha entre los últimos -el pueblo griego- y los penúltimos -los pueblos de la todavía Europa rica-.
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