Trabajar mata en un mundo sumido bajo un sistema económico cuya sangre es la fuerza de trabajo de las personas. Accidentes laborales, enfermedades profesionales, estrés, desgaste físico por jornadas laborales interminables. Lo cierto es que existe una clara correlación entre la esperanza de vida y la naturaleza del trabajo. Es la realidad de una relación entre empresas y trabajadores en la que estos últimos llevan las de perder, incluso con su propia vida. No en vano mueren más personas al año por causas laborales que por las guerras. ¿Hablamos de lucha de clases?
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