Cuando un Estado desatiende su función de garante de la paz social pueden llegar a ocurrir sucesos como el de Goodyear en Francia, donde dos directivos de la empresa fueron retenidos por sus trabajadores como respuesta a la negativa de aquéllos a negociar seriamente las compensaciones por el despido de toda la plantilla. Es la consecuencia de la sumisión de un Estado a los grandes poderes, que antepone los intereses de unos pocos a los del pueblo, que permite la degradación de las condiciones laborales de los trabajadores, que prefiere obedecer las demandas de los mercados a atender las necesidades de sus ciudadanos, que los conduce en última instancia a tomarse por su mano la justicia que el Estado les niega.
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