Habrá quien se pregunte aún por qué no hay partidos de ultraderecha en la escena parlamentaria española. ¿Será quizás porque el actual partido en el gobierno ya se encarga de satisfacer las reclamaciones de los votantes más retrógrados? Como muestra, la ley mordaza o la nueva ley del aborto: lo mismo que reclama la ultraderecha francesa.
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