Es una magnífica noticia que la Comisión Europea tome posición en la cuestión de la simbología fascista en España, indicando expresamente que "la exculpación, negación o trivialización flagrante intencionada y pública de los crímenes cometidos por regímenes totalitarios deben ser sancionables penalmente". Sin embargo, no podemos olvidar que es la misma Comisión Europea que erosiona nuestra democracia a base de imponer recortes y propiciar la destrucción de lo público, de obligarnos a jubilarnos cada vez más tarde y exigirnos reducciones de sueldos, de convertirnos, en definitiva, en la mano de obra barata y más desprotegida de Europa. Quizás, después de todo, el mensaje de la Comisión Europea sea que, a pesar de los recortes, España siga pareciendo una democracia.
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