Resulta lamentable la actitud de aquellos estados de la Vieja Europa que negaron al avión presidencial boliviano la posibilidad de sobrevolar su espacio aéreo, todo un agravio hacia el mandatario andino y una clara violación del derecho internacional. Una muestra de la pleitesía y temor de estos países hacia el autoproclamado gendarme mundial, a quien no hay que hacer enfadar ante la remota posibilidad de que Edward Snowden viajase en su interior. Nada que ver con la libre disposición que aquellos mismos países tuvieron respecto al traslado de prisioneros de los EEUU, sin preguntas, sin obstáculos de ningún tipo.
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