La gran lección que nos está dando la PAH a través de sus iniciativas es que la defensa de los derechos básicos es clave para despertar a la ciudadanía. Gracias a ellos, la población española comienza a comprender que el derecho a la vivienda prima sobre el derecho a la propiedad privada, máxime en una situación de emergencia como la actual, con la población condenada a una galopante precariedad de la que no tiene visos de salida. Frente a la resignación de una mayoría, la PAH se presenta como elemento dinamizador, con argumentos y energías de sobra como para sobrevivir a las infamias vertidas en su contra desde los medios hostiles, aquellos postrados a los intereses del gran capital. Quienes atacan a la PAH con falsas acusaciones gratuitas se señalan como cómplices de la negación de un derecho fundamental. La lección que este movimiento social da hoy a toda la sociedad es que podemos y debemos exigir explicaciones a nuestros representantes electos, quienes tienen la obligación de dar respuestas, de dar la cara. Mariano Rajoy, si no quiere verse aún más desacreditado ante la opinión pública, tendrá que mover ficha y explicar a la ciudadanía, finalmente, "para quién gobierna". |
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