La afirmación de una delegada del Gobierno del partido en el poder acerca de que "es importante que haya gente pija y rica, que son los que luego gastan y consumen" es cuando menos desacertada, si no demagógica. Las economías no se mueven a base de los caprichos comprados por una élite de ricachones, a quienes apenas les afecta la actual situación de crisis, sino por el consumo diario de las masas -que pregunten si no a los pequeños comerciantes obligados a cerrar porque apenas tienen ventas-. El descenso del consumo doméstico es asimismo síntoma de un crecimiento de la desigualdad que conduce, por una parte, a las masas a la precariedad y, por otra, a unos cuantos privilegiados a acaparar riquezas. La cuestión no es que los pijos y los ricos gasten, sino que paguen unos impuestos realmente acordes a sus ingresos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario