Cuando Cáritas afirma que "la sociedad española es ya una sociedad fracturada como consecuencia del severo incremento de la desigualdad", certifica sin pretenderlo el recrudecimiento de una lucha de clases en la que los más humildes salen peor parados. La desigualdad es, además de un terrible problema, un síntoma del creciente poder de un sector minoritario de la población -burguesía, pequeña burguesía y clases medias profesionales- que dominan la vida política y mediática del país. Es aquella hegemonía la que utilizan para acrecentar aún más sus rentas, mientras las de los trabajadores se reducen cada día. |
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