La esperada comparecencia de Rajoy para explicar el asunto Bárcenas se redujo a negar la mayor, a una sucesión de golpes de pecho para tranquilizar a los suyos y, de camino, inyectar moral a sus incondicionales. Mientras tanto, el pueblo español sigue esperando respuestas. Era lo esperable de un presidente que dejó claro que no admitiría preguntas de la prensa, de la cual se escudó tras una pantalla de televisión.
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