La actual negociación del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y los EEUU despierta cada vez más dudas acerca de las sensibilidades democráticas de nuestros gobernantes. Los más críticos lo definen como un tratado por y para las empresas a costa, habría que añadir, de las personas. Sin embargo, llama la atención que, según declaraciones de Helmut Scholz, eurodiputado de la Izquierda Unitaria Europea, el secretismo de la negociación del TTIP haya partido de los propios gobiernos de la Unión Europea: "Fueron el presidente español, la canciller alemana o el presidente francés". Una nueva demostración del plegamiento de nuestros líderes a los intereses de las grandes corporaciones. Mal futuro nos espera si los pueblos asumimos sin rechistar esta imposición de los grandes poderes.
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