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viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Por qué se meten tanto con el Gobierno español los medios extranjeros?

La prensa financiera extranjera es muy dada, en los últimos tiempos, a publicar columnas de opinión que simultáneamente critican la actitud del Gobierno y alaban sus políticas de recortes. Detrás de todo esto puede dilucidarse el papel de estos voceros de los grandes poderes financieros como vehículos de presión al Gobierno para la aceleración de la destrucción del Estado del Bienestar.

Resulta evidente que a la prensa extranjera le gusta hablar sobre Mariano Rajoy y su Gobierno. Desde que aquél ganase las elecciones hace ya más de un año, los medios internacionales han seguido con lupa las decisiones políticas del presidente. Desde luego, si alguna vez hubo buenas expectativas acerca de las posibilidades del nuevo Gobierno, éstas parecen haber ido diluyéndose según pasa el tiempo. Vistas las últimas columnas de opinión publicadas en algunos periódicos de gran prestigio internacional, la impresión es que la confianza de éstos en la capacidad de gestión de Rajoy está bajo mínimos.

Hace unos días el periódico Financial Times nominaba a Luis de Guindos como el peor ministro de Economía de la Unión Europea[1], para añadir en una columna de opinión que "Rajoy es un político de provincias poco dispuesto a aceptar la realidad y no es el adecuado para resolver una crisis compleja e internacional"[2]. A pesar de que muchos ciudadanos españoles, hartos de tanto recorte, puedan esbozar una sonrisa al ser conocedores de tales rapapolvos al Gobierno, un análisis pausado de aquellos mensajes obliga a la cautela y, muy posiblemente, a la preocupación.

La dureza de aquellas palabras es indiscutible. De hecho, es razonable pensar que Rajoy pueda sentirse preocupado al respecto. Hay precedentes en la Europa moderna de primeros ministros defenestrados por ser considerados "inadecuados" para cumplir su cometido. Sin entrar en más detalles, nos encontramos ante las declaraciones de un medio de prensa cuya línea editorial responde al neoliberalismo más ortodoxo que, sin embargo, reprocha al Gobierno español más neoliberal de la historia no saber "convencer a los economistas y a los mercados de que puede modificar la suerte de la economía de su país"[3].

A estas alturas, la pregunta que conviene hacerse no es ya acerca del nivel de ineptitud de Rajoy y su equipo de Gobierno, sino de las intenciones detrás de aquellos artículos del Financial Times. Recordemos que no se trata de un medio de prensa sensacionalista cuyos escritos no suelen llegar más lejos que unos cuantos retuits, sino de verdaderos voceros de los grandes poderes del mundo financiero. Cuando un columnista de un medio de tal calibre afirma que "es raro encontrar a un dirigente, economista o inversor extranjero dispuesto a defenderle", está enviando un mensaje directo al Gobierno, una orden directa de que se deje de más rodeos y ahonde en la aplicación de las medidas esperadas desde la troika.

Ahora bien, hay que reconocerle al Gobierno popular el dudoso mérito de emplearse a fondo en la reducción del tejido público, el abaratamiento de los costes laborales, el desmantelamiento de derechos fundamentales, la eliminación de la protección social, tal como mandan los cánones de la doctrina neoliberal. Entonces, ¿qué ha hecho mal, a ojos de los poderes financieros, el partido gobernante para ser sistemáticamente vituperado por parte de quienes le son ideológicamente afines?

El pecado de Rajoy ha sido intentar aparentar independencia frente a los dictados de los grandes poderes financieros. Sobra decir que esa supuesta independencia no ha sido más que de cara a la galería, limitándose a postergar las peores medidas hasta fechas más propicias para los intereses electorales de su partido. Al respecto, no es la primera vez que la prensa internacional decide atacar a Rajoy. Sin embargo, en esta ocasión el aumento de tono en las críticas es paralelo a la reiteración de organismos internacionales, como la OCDE, en la urgencia de acelerar el desmantelamiento del Estado del Bienestar[4]. La sucesión de elecciones autonómicas del 2012 finalizaron tras las catalanas. Ya no hay excusa por parte del Gobierno para retrasar más la aplicación de las medidas de austeridad según Merkel.

Por eso mismo, coincidiendo con la víspera de las elecciones catalanas, The Economist publicó un artículo que tras señalar algún que otro error político de Rajoy, alababa "la radical reforma laboral que ha abaratado el despido y permite a las empresas eludir la acción sindical"[5]. Recuérdese que sólo un mes antes, el mismo medio publicaba una columna preguntándose sobre la capacidad de liderazgo del presidente[6].

A las presiones desde el extranjero para que el Gobierno acepte el rescate[7], junto al rosario de recortes que le vendrían de la mano, habría que sumar las de la patronal y la banca privada española, que están tomando posición al respecto[8][9]. Lo que ahora se nos avecina a la ciudadanía es una nueva oleada de recortes auspiciada por la troika y demás organismos foráneos que se han convertido, de facto, en los verdaderos rectores de la política económica de España. Rectores a quienes no les tiembla el pulso en condenar a la ciudadanía española a las mismas penurias que en la actualidad se sufren en Grecia. El papel de los gobernantes de la Europa periférica se ha reducido, en estos tiempos de crisis y amenazas de rescates, a consultar a Angela Merkel, interlocutora de los grandes poderes financieros, los pasos a tomar en política económica, mientras la prensa financiera internacional se encarga de recordarles el camino a seguir y, en su caso, darles toques de atención si se desvían un ápice de lo establecido.


[1] Cit. en "Luis De Guindos, el peor ministro de Economía según el 'Financial Times'". El Huffington Post, 21 de noviembre 2012.
[2] Cit. en "Rajoy es aún peor que De Guindos, según el Financial Times". El Diario, 22 de noviembre de 2012.
[3] Ibid.
[4] "La OCDE pide a España subir más el IVA y abaratar más el despido". El País, 29 de noviembre de 2012.
[5] Cit. en "The Economist: "El primer error de Rajoy fue separar la política económica en dos ministerios"". El Economista, 25 de noviembre de 2012.
[6] "Mysterious Mariano. Spain’s prime minister battles against the break-up of the euro and his country". The Economist, 6 de octubre de 2012.
[7] "Crece la presión internacional sobre Rajoy para que tome medidas inmediatas". El País, 22 de noviembre de 2012.
[8] "El Santander ve «con buenos ojos» pedir el rescate". La Verdad, 25 de octubre de 2012.
[9] "Los empresarios, "totalmente decepcionados" con lo hecho por Rajoy en estos meses". El Confidencial, 4 de noviembre de 2012.

martes, 27 de noviembre de 2012

Diccionario de la Crisis: hacer los deberes

hacer.
(Del lat. facĕre).
~ los deberes. 
1. loc. verb. Obedecer las directrices de la banca alemana y las políticas neoliberales impuestas por la oligarquía europea. De esta crisis no saldremos sin hacer nuestros propios deberes, por penosos que éstos sean.*


[*] "Rajoy: "no saldremos de la crisis sin hacer nuestros propios deberes"". La Información, 31 de octubre de 2012.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Sobre la creación de empleo en Eurovegas

Resulta sorprendente que, hasta ahora, a ninguno de los políticos que defienden a Eurovegas como fuente de creación de empleo se les haya ocurrido contabilizar el número total de trabajadores con los que cuenta en la actualidad la empresa en el mundo entero. Los 36 mil empleados de Adelson dista mucho de los 164 mil puestos prometidos, lo cual tendría que implicar explicaciones que nadie ha dado hasta el momento.

El desempleo viene siendo, desde hace varias décadas, uno de los grandes problemas que afectan a la sociedad española. La necesidad de muchísimos ciudadanos de encontrar trabajo ha sido tradicionalmente usada como arma política y electoral por parte de gobiernos y partidos. Lejanos quedan aquellos 800 mil puestos de trabajo de Felipe González que luego tanto le fueron reprochados[1].

En la actualidad, bajo el yugo de una interminable crisis, la promesa de creación de empleo viene de la mano de Eurovegas, una propuesta empresarial sin precedentes en España que llega con la bendición del Gobierno Autonómico de Madrid. La cifra de empleos prometida es más modesta que la del PSOE de 1982, alrededor de 164 mil directos y otros 97 mil indirectos[2]. Aunque es comprensible que cualquier iniciativa que conlleve la creación de empleo sea tenida en cuenta, es también muy importante comprender sus implicaciones. En el caso de Eurovegas nos encontramos ante la exigencia de sus promotores de relajar, entre otros, el Estatuto de los Trabajadores, la Ley de Extranjería, las normas contra el blanqueo de capitales o las leyes antitabaco. Dicho de otro modo, la posible creación de varios miles de puestos de trabajo viene condicionada por la clara cesión de soberanía que implica el hecho de que las leyes sean modificadas ya no por el interés general sino por los de una gran empresa privada.

Es justo reconocer que la dura situación socioeconómica actual deja a las administraciones en una débil posición ante quien proclama la simple posibilidad de crear puestos de trabajo. Nos encontramos ante el fenómeno del chantaje del empleo[3], en el que los gobiernos aceptan perder soberanía a cambio de apuntarse el tanto de haber frenado el desempleo y una parte de la ciudadanía hace lo mismo con sus derechos fundamentales. Así, los movimientos sociales en contra de Eurovegas son sistemáticamente desoídos, prevaleciendo los deseos de un magnate de los casinos sobre las preocupaciones socioambientales de un importante sector de la ciudadanía.

No obstante, cualquier canto de sirena, como las promesas de creación de miles de empleos, ha de ser sometida al veredicto de la evidencia. Así, Gaspar Llamazares se ha preocupado por realizar una sencilla investigación consistente en calcular el número de empleados que la compañía promotora de Eurovegas tiene por todo el mundo. En la actualidad, Adelson apenas da trabajo a 36 mil personas[4]. La matemática no engaña, si los macrocasinos de Las Vegas y Macao apenas suman esa cifra, difícil es que el proyecto para Madrid alcance los 164 mil prometidos.

Conocidos estos datos es justo pedir explicaciones a los políticos que defienden la creación de Eurovegas apoyándose en las promesas de creación empleo. El simple hecho de que ninguno de ellos se haya parado a realizar tales cuentas demuestra una irresponsabilidad inadmisible. Además de esto, hay que recordar que la creación de empleo se ha convertido, para muchos políticos, en un objetivo puramente cualitativo. Sólo les preocupa las estadísticas de las oficinas de empleo. Jamás se detienen en asuntos tan importantes como la calidad de los nuevos empleos creados, las condiciones laborales o la naturaleza de los trabajos. Desde luego, Eurovegas no requerirá del perfil profesional al que responden los miles de titulados españoles que periódicamente emigran a Alemania.

A poca gente se le escapa que el juego aumentará la demanda de crupieres y camareros, sino de prostitutas que, en el mejor de los casos, serán dadas de alta a la Seguridad Social como azafatas. Por mucho que Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, recuerde que se trata del "oficio más viejo del mundo"[5], bien haría en recordar que una prostituta es, ante todo, una mujer explotada.


[1] http://www.publico.es/espana/181928/felipe-gonzalez-prometi-crear-800-000-empleos-y-se-destruyeron-800-000
[2] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/01/26/madrid/1327565496_655225.html
[3] http://www.ecologistasenaccion.org/article22741.html
[4] http://www.elplural.com/2012/11/23/llamazares-pincha-el-globo-de-eurovegas-%C2%BFcomo-se-crearan-164-000-empleos-en-madrid-si-en-todo-el-mundo-no-llegan-a-36-000/
[5] http://www.elplural.com/2012/11/07/ignacio-gonzalez-quita-hierro-a-la-prostitucion-que-pueda-generar-eurovegas-es-el-oficio-mas-viejo-del-mundo/

martes, 20 de noviembre de 2012

Un artículo más sobre el añito que nos lleva dando Rajoy

El año después de las elecciones generales de 2011 muestra cifras terribles que cuantifican la desastrosa situación de España. Las políticas de austeridad sólo sirven para ahondar en la frustración de la población que cada vez se ve más reflejada en la actual Grecia.

El anuncio de la fecha de las últimas elecciones generales, allá por julio de 2011, supuso un mal presagio. Veinte de noviembre, el día en el que los nostálgicos del antiguo régimen peregrinan al Valle de los Caídos a dar un nuevo último adiós a su referente ideológico. Es fácil imaginar como, entre lágrimas y cánticos, muchos de los asistentes a aquel acto se frotaban las manos con tan sólo pensar en los resultados de las elecciones.

El desenlace, hace ahora un año, es bien conocido. Los deméritos de Rodríguez Zapatero permitieron que Rajoy pasase a la historia como el candidato a presidente que supo aglutinar el voto de la facción más rancia de España con el de millones de ciudadanos bienintencionados que, de buena fe, pensaban que los problemas del país se arreglaban con un simple cambio de Gobierno.

Sin embargo, una vez alcanzado el ansiado sillón en La Moncloa las ilusiones se desvanecieron para la mayoría de sus votantes. Desde entonces, Rajoy ha demostrado ser un presidente débil, más interesado en las sucesivas elecciones autonómicas acontecidas a lo largo del año que en su labor de gobernar. Ni da explicaciones de lo que piensa hacer, ni sus acciones son coherentes respecto a las expectativas que levanta. Así, la sensación que tiene una parte de la ciudadanía es que su labor se reduce a señalar las fechas en las que se cumplirán los deseos de la Europa del gran capital, al que eufemísticamente se referiría en alguna ocasión como "la realidad"[1]. Siguiendo el aleccionamiento de Merkel, el presidente ha asumido el término austeridad en su acepción más perversa para dedicarse en cuerpo y alma a recortar. El destino reservado a España parece ser el de un Estado satélite de la Europa rica, cuyos ciudadanos, también de segunda, se dedicarán básicamente a producir bienes a bajo precio y servicios de turismo y hostelería para los visitantes adinerados.

Un año después las cosas pintan mucho peor que el día de las elecciones. No sólo se trata de los desastrosos datos económicos que nos deja tras este primer año, ni siquiera de las infames cifras de desempleo, de por sí ya alarmantes. El problema es que Mariano Rajoy está tomando medidas similares a las que condujeron a Grecia a la ruina social en la que ahora se encuentra inmersa.

Así, la destrucción de pilares básicos del incipiente bienestar del que disfrutábamos los españoles es ya una realidad. La educación y la sanidad públicas están heridas de muerte desde el momento en el que se decidió que parte de sus presupuestos era más útil si era destinado a sanear a la banca[2]. En cierto modo, algo de esperar de un partido cuyos gerifaltes habitan en torres de marfil que el resto de la ciudadanía. Al igual que los grandes empresarios y los banqueros, aquéllos no envían a sus hijos a la escuela pública ni hacen uso de la sanidad pública.

Llegados a este punto es justo admitir que el problema no es exclusivamente Rajoy ni el Partido Popular. La cuestión es más profunda que unas siglas, llegando hasta el propio modelo de Estado. Simplemente, la soberanía no está en manos del pueblo sino de una poderosa oligarquía que hace y deshace a su antojo a través de sumisos capataces que firman leyes.

Sin embargo, no se puede olvidar que la misma insensibilidad que Rajoy ha manifestado hacia sus votantes al incumplir la mayor parte de sus promesas electorales[3], la ha mostrado hacia los asalariados castigándolos con la peor reforma laboral imaginable, por lo que la reacción de la clase obrera no se ha hecho esperar. Por ello Rajoy es el primer presidente en recibir dos huelgas generales en un año. Todo un récord. A todo esto, la reacción del ejecutivo de Rajoy ha sido criminalizar la protesta. La dureza con la que se reprimen las movilizaciones ciudadanas quedó patente durante la pasada jornada de huelga general, cuando se repitieron sucesos de ciudadanos pacíficos gravemente heridos[4][5][6]. No podemos olvidar de donde salieron las órdenes de actuar con contundencia. Mientras tanto, el código penal ha sido endurecido de modo que quieres rompan mobiliario urbano no salgan de rositas. Por el momento, en el Ministerio de Justicia parecen haberse olvidado de endurecer las penas para quienes cometan delitos de índole económico y fiscal.

En definitiva, el camino recorrido durante este "año mariano" de seguro está despertando los más húmedos sueños de los elementos más reaccionarios de la sociedad española. Un Gobierno "como Dios manda" que seguirá provocando huelgas, movilizaciones y altercados en las calles. Mientras tanto, la frustración provocada entre muchos votantes del Partido Popular resentidos con el constante incumplimiento de sus promesas electorales, podría ser canalizada por alguna advenediza agrupación política que tome el papel de los fascistas griegos de Amanecer Dorado. Pésimo futuro nos espera si esto llegase a ocurrir.


[1] "Rajoy admite que sus promesas estaban fuera de la realidad". Público, 2 de septiembre de 2012.
[2] http://politica.elpais.com/politica/2012/04/09/actualidad/1333985643_619652.html
[3] http://maspublico.com/2012/11/20/un-ano-del-gobierno-de-rajoy-en-ocho-promesas-incumplidas/
[4] http://www.20minutos.es/noticia/1648327/0/barcelona-hospital-sant-pau/manifestacion-huelga-general-14N/mujer-herida-ojo/
[5] http://tribunadeljurista.foroes.net/t3257-video-que-desenmascara-las-mentiras-de-la-policia-murciana-fueron-ellos-quienes-desfiguraron-la-cara-a-este-ciudadano
[6] http://www.huffingtonpost.es/2012/11/14/un-menor-de-13-anos-herid_n_2129821.html?utm_hp_ref=spain

sábado, 17 de noviembre de 2012

Diccionario de la Crisis: latifundio mediático

latifundio.
(Del lat. latifundĭum).
~ mediático. 
1. m. Concentración de canales de televisión, estaciones de radio, periódicos y revistas, todos de capital privado, que han declarado una guerra a muerte a los gobiernos progresistas debido a que, en su lucha por pagar la deuda social mediante un Estado redistributivo, pretenden desconcentrar el poder de la palabra impulsando una información pluralista que afecta sus intereses corporativos. Lo paradójico es que, por buscar ampliar la oferta informativa a través de fortalecimiento de canales públicos, los grandes dueños de los monopolios mediáticos que quieren seguir conservando su privilegio no sólo distorsionan la realidad sino que aducen que dichos gobiernos están atentando contra la libertad de prensa.*


[*] Definición desarrollada por Ignacio Ramonet en "Los latifundios mediáticos impulsan la insurrección contra los gobiernos progresistas". Contrainjerencia, 14 de noviembre de 2012.

jueves, 15 de noviembre de 2012

El día después de la huelga general

Más allá de cualquier baile de cifras, la importancia de la huelga general de 14 de noviembre estriba en que ha sido la primera huelga de la historia que ha implicado a los trabajadores de varios estados de Europa que además, en el caso de España, ha sido organizada por los sindicatos de clase en conjunción con los movimientos sociales.

El día después de la huelga general tendría que ser el momento para la recapitulación de lo sucedido, una jornada para la reflexión de toda la sociedad. No se trata de buscar ganadores o perdedores, porque cuando llegan a darse las condiciones para que se convoque una huelga general es que la sociedad en su conjunto lleva perdido demasiado, más de lo que está dispuesta a aguantar. Las huelgas se convocan porque las cosas no funcionan. A pesar de la ceguera imperante en algunas capas de la sociedad, negar el drama de la miseria, el desempleo o los suicidios rozaría el cinismo.

De ninguna manera puede aceptarse que la reciente huelga general haya sido un fracaso, como algunos medios pretenden vender a la opinión pública. No se puede considerar un fracaso cuando, a pesar del miedo latente a las represalias patronales, muchísimos trabajadores han secundado la convocatoria. Es justo admitir que en estos momentos el derecho a huelga está, más que nunca, amenazado a convertirse en papel mojado en un entorno laboral donde muchos jefes y mandos intermedios, ya sea por cuestiones de filosofía empresarial o por una lamentable ambición personal de colocarse medallas frente a sus patronos, presionan a sus trabajadores para que renuncien a un derecho fundamental.

Lecturas positivas de esta jornada de huelga hay muchas; lo primero de todo, su motivación y origen. Es la primera huelga general de la historia en la que han participado trabajadores de varios estados europeos. Al contrario de lo que insisten algunos medios, no se ha tratado de una huelga de unos pocos izquierdistas contra la voluntad de un gobierno, el español, legitimado -sin discusión- por una mayoría absoluta. Se trata de un acto de protesta llevado a cabo por parte de cientos de miles de trabajadores de las zonas más castigadas de Europa[1] por la crisis, por los recortes, por la especial interpretación de la austeridad que hacen unos gobernantes lacayos del gran capital europeo. No hay que mirar tan sólo las incontables manifestaciones organizadas a lo largo de la geografía española o el resto de los países donde se convocó huelga, sino las que se produjeron en la Europa rica por parte de trabajadores solidarizados con sus compañeros del Sur. Porque ellos saben que, tarde o temprano, si no se hace nada al respecto también les llegará su turno

Por supuesto, de momento, el Gobierno poco o nada cambiará sus políticas de recortes tras la huelga[2]. No lo hará simplemente porque no gobierna, tan sólo obedece órdenes, porque el poder real ya no es del pueblo, ni siquiera de los políticos en el poder, sino de la deuda, o -mejor dicho- de los acreedores. Sin embargo, es erróneo aceptar que esta huelga no valdrá para nada. En el pasado han servido y, en estos momentos, aunque sea un proceso lento, también pueden haber cambios. Lo que jamás provocará cambios -al menos a mejor- es el inmovilismo, el conformismo, el borreguismo. La historia demuestra que el detalle más insignificante de protesta puede provocar avances. Recordemos, si no, la anécdota de los carritos de los supermercados y cómo, poco después, el Gobierno dio marcha atrás en su decisión de retirar la ayuda de los cuatrocientos euros[3].

Por eso la importancia de que esta huelga haya traspasado fronteras, que haya sido organizada no sólo por los sindicatos mayoritarios, sino por la mayoría de los sindicatos de clase de todo el Estado y, sobre todo, los movimientos sociales. A pesar de las manipulaciones de los medios, no se ha tratado de una huelga más sino de la más clara demostración de descontento por parte de una ciudadanía que empieza a creer en sí misma[4].

Sirva, a pequeña escala, la experiencia personal de quien escribe estas líneas, sorprendido por haber encontrado a personas manifestándose que jamás anteriormente se habían preocupado de estos temas. Porque esta crisis desgraciadamente ha hecho bajar de la nube, de forma traumática, a mucha gente. Ya no vale con sentirse parte de una clase media que, para mucho o para poco, tenía unos mínimos asegurados. La población es cada vez más consciente de que sólo hay dos clases: los de arriba, que lo tienen casi todo, y los de abajo, que apenas disfrutamos de nada. Y no puede olvidar que, quien toma conciencia de que no tiene nada que perder, rápidamente deja a un lado cualquier miedo.

Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Es el único sentido que tiene repetir hasta la saciedad que las huelgas no sirven para nada. Sin embargo, detrás de aquella insistencia sólo se esconde el interés de un Gobierno cómplice de las grandes oligarquías financieras y empresariales que desea que las huelgas no tengan efecto. Sólo así puede entenderse que éste afronte la huelga general como un problema de orden público, que en vez de negociación ofrezca violencia de Estado gratuita contra manifestantes pacíficos, a quienes hiere y detiene[5] sin más sentido que el de fomentar un miedo irracional.

Quizás pronto regresen aquellos tiempos en los que quien decida ir a trabajar un día de huelga -sin presión de sus jefes-, tenga que inventarse de nuevo excusas creíbles; que se le caiga la cara de vergüenza por reconocer su insolidaridad; o, mejor aún, quien ayer presumía de ejercer su derecho a trabajar recuerde que esta huelga general se hizo por reclamar ese mismo derecho para los millones de ciudadanos europeos que se ven privados de un empleo digno, y sea consecuente.


[1] http://www.20minutos.es/noticia/1646885/0/huelga/europa/manifestaciones/
[2] http://www.eleconomista.es/publicidad/acierto/economia/noticias/4400675/11/12/el-gobierno-dice-que-mantendra-sus-politicas-tras-la-huelga-general-del-14n.html
[3] http://www.publico.es/espana/440996/rajoy-cede-a-las-presiones-y-prorroga-el-subsidio-de-400-euros
[4] http://www.eldiario.es/miradaalmundo/Wall-Street-Journal-Espana-importante_6_69353067.html
[5] http://www.que.es/ultimas-noticias/espana/201211141639-huelga-general-detenidos-cargas-policiales-cont.html

Un año de Diccionario de la Crisis

El Diccionario de la Crisis cumple su primer año en este blog. Durante este tiempo, un importante número de términos eufemísticos, relacionados con la actual situación de crisis, han sido revisados en este proyecto.

Aunque llevaba un tiempo gestando la idea de crear algún tipo de diccionario dedicado a los eufemismos con los que diariamente nos bombardean los medios de comunicación, fue la deposición del primer ministro Papandreu lo que aceleró la creación del Diccionario de la Crisis. Un artículo sobre el nuevo rumbo antidemocrático que abiertamente está tomando la Unión Europea, a la que ya no basta con enviar "hombres de negro" a los estados intervenidos, sino que se permite poner y quitar gobernantes a placer, permitió entrever que un importante número de lecturas partían de la búsqueda de un término común: tecnócrata.

Una de las principales herramientas de cualquier bloguero que se precie es la sección de estadísticas. No es sólo cuestión de alimentar el ego propio al contabilizar el número de visitas, sino de observar y comprender qué entradas interesan realmente a los lectores y, por otro lado, qué los hace acudir -en el caso que nos ocupa- a este modesto sitio inmerso en un Internet tan saturado de información. Un análisis rápido de los accesos a El Faro de la Colina permite concluir que un importante número de visitas a través de buscadores llegan a través de toda una colección de términos que habían sido puestos de moda a raíz de la actual crisis, como el anteriormente señalado.

Dicho de modo modo, los visitantes a este blog buscan principalmente satisfacer su curiosidad, aclarar el significado de neologismos y eufemismos repetidos por los medios y los gobernantes para justificar las acciones de estos últimos pero que, en última instancia, no explican nada. La idea del diccionario, por tanto, comenzaba a cobrar cada vez más sentido. En todo caso, es de justicia reconocer la existencia de ideas similares; no obstante, personalmente echaba en falta un medio que compilase las explicaciones de la terminología de la crisis que, en muchos de sus artículos, desarrollan economistas y sociólogos de la talla de -entre otros- Vicenç Navarro, Juan Torres o James Petras.

Como sugerí en párrafos anteriores, la actual crisis es el origen de la necesidad de muchas personas de entender más allá de lo que los grandes medios sugieren -o adoctrinan-, de ahí que la denominación más justa para este proyecto fuese precisamente Diccionario de la Crisis. Quedaba la tarea de dar forma al diccionario. Para ello se partió de la premisa de que éste estuviese dirigido a la gente normal, a quienes buscan por mera curiosidad la definición de algún concepto relacionado con el lenguaje de la crisis. Es decir, el Diccionario de la Crisis debía huir de cualquier proselitismo, por lo que se intentaría que las definiciones fueran comprensibles por la mayoría. No se trata de plantear un medio alternativo, sino una herramienta que dispute el significado de las cosas al discurso oficial que permita, de ese modo, satisfacer el deseo de la gente de encontrar elementos que les ayude a comprender la realidad.

Otra cuestión era el formato de las entradas al diccionario. Aquí la clave era respetar la normalización de lo que es una fuente de definiciones. Para ello, se tomó como modelo el diccionario de la RAE, que mantiene un formato sobrio pero perfectamente comprensible, al que se añadió el detalle visual de las viñetas relacionadas con la entrada. Si la idea del Diccionario de la Crisis es ofrecer un significado fuera de eufemismos de los términos en boga a causa de la crisis, una imagen serviría para reforzar el elemento de comunicación que se trata de construir en cada entrada. Para eso, nada mejor que el humor y la ironía. De ahí que, por ejemplo, para el primer término del diccionario -tecnócrata- se utilizase la conocida imagen de Mafalda explicando que no es lo mismo un "país independiente" que un "país in the pendiente", un juego de palabras que da a entender que la imposición de un tecnócrata implica una clara pérdida de independencia y, por tanto, soberanía.

A día de hoy, el Diccionario de la Crisis es una de las secciones más dinámicas de este blog, absorbiendo un importante porcentaje de visitas. La actual crisis, cuya solución aún se ve lejana en el tiempo, seguirá generando eufemismos y demás términos de interés para la mayoría de la gente con inquietudes. Es por ello, que este medio, desde su modesta posición, se ofrece como un proyecto en el que tenga cabida cualquier aportación por parte de los lectores que sirvan para esclarecer el significado real de los eufemismos de la crisis.

martes, 13 de noviembre de 2012

El Gobierno en un universo paralelo (donde la imagen de España lo es todo)

Se ha convertido en costumbre que los anuncios de grandes huelgas y movilizaciones en el Estado español sean criticados por el Gobierno con el argumento de que perjudican a la imagen de España. Al respecto, los medios internacionales hacen eco de los problemas que realmente afectan a aquella imagen son los relacionados con la ineficiencia de una casta gobernante instalada en la mediocridad y el clientelismo, cuyas consecuencias termina sufriendo la ciudadanía.

En la ciencia ficción es común describir los universos paralelos como lugares similares al nuestro pero con acontecimientos históricos diferentes a los que aquí hayan tenido lugar. La mayor parte de los autores de aquel género suelen imaginarse mundos en positivo, donde las miserias de la humanidad jamás han tenido lugar. Así, la correspondiente literatura cuenta historias de idílicos mundos a salvo de los horrores de la guerra y el hambre, quizás un planeta Tierra que jamás sufrió los espantos de Hiroshima y Nagasaki. En ese mismo contexto, de existir algún universo paralelo en el que haya una España a punto de salir de la crisis con paso firme, y todo lo que ello conllevaría, éste podría situarse en la Moncloa y la mayor parte de los Ministerios.

Y es que, mientras la Comisión Europea pronostica las peores previsiones económicas para España en los años venideros[1], la ministra Báñez insiste en ver "señales esperanzadoras" que marcan el fin de la crisis[2]. El problema de todo esto es que la ministra se basa en meras especulaciones, en palabrería cuyo argumento más sólido es el "capote" echado -según ella- por la Virgen del Rocío, "una aliada privilegiada"[3]. Quizás aún no se haya enterado la ministra, y el resto del Gobierno por extensión, que la fe, a pesar de ser algo respetable e indiscutible, no es válida para gobernar un país. Es justo recordar que el deseo de encontrar una salida a esta crisis que condena a familias a la pobreza es compartido por la mayor parte de los españoles, independientemente de sus creencias religiosas.

Frente a la esperanza del cambio se encuentra el pragmatismo de la realidad que, como todo el mundo sabe, es tozuda. De aplicar baños de realidad se encargan los poderes económicos más allá de las fronteras nacionales cuyos voceros, como el caso del The Wall Street Journal, no tienen inconveniente en afirmar que España puede ser rescatada pero no salvada[4], refiriéndose expresamente a la ineficiencia del partido gobernante. Nótese que se trata de un artículo escrito desde la Meca del neoliberalismo -nada sospechoso de antisistema- donde se denuncia la cantidad de contradicciones y despropósitos del actual Gobierno, citando ejemplos muy ilustrativos.

El descrédito a nivel internacional del Gobierno de España parece ser mayor del que se sospecha dentro de sus fronteras. Es realmente grave que la prensa extranjera se refiera abiertamente a la lacra del enchufismo y el clientelismo como frenos del desarrollo económico y social del Estado, llegando a calificar a la mayoría de los políticos españoles que han pasado por el poder como "mediocres". Es necesario insistir que estas críticas surgen de los grandes medios de prensa afín al establishment internacional, los mismos que aplauden la reducción del déficit -a cualquier costa-, los recortes o salvajes reformas laborales. Ahora bien, a pesar de la ausencia de reparos por parte de aquellos medios en señalar abiertamente la mediocridad del actual Gobierno de España, parece ser que éste no se da por enterado.

Para el presidente Rajoy parece que todo se reduce a una cuestión de imagen. Se insiste en entes incomprensibles como "la marca España" en un país en el que se multiplica el número de suicidios a causa de la crisis, en el que la preocupación sobre el "qué dirán" roza el ridículo cuando España desgraciadamente toca fondo en demasiadas cuestiones. La obsesión por lo estético se convierte en un sinsentido que sólo puede corresponder a quienes navegan sin brújula, sin norte, que parecen anhelar el "España va bien" aznariano a base de insistir en una imagen, una sombra del pasado, un Gobierno que tan sólo sabe hablar de  la "herencia recibida".

Pero, ¿acaso no se encuentra bastante deteriorada ya la imagen de España? Con la convocatoria de la huelga general de noviembre de 2012 se volvió a repetir el ya tradicional ritual, por parte de Gobierno y sus aliados naturales, de encomendarse a la imagen de España para mostrar su rechazo[5][6][7]. Parece ser que aún no se han enterado de que las movilizaciones son consecuencia, y no causa, de la depauperada imagen de aquello llamado España, que poco sentido tiene cuando sus ciudadanos no cuentan para nada.

Y ése es el principal problema, mientras la opinión pública internacional comienza a empatizar con la ciudadanía, el Gobierno se enroca en su postura de darle la espalda. Prueba de ello es que cuando en el extranjero las acciones simbólicas de apropiación de alimentos de primera necesidad fueron vistas como actos de un Robin Hood moderno[8], los ministros de Justicia e Interior españoles unían fuerzas para perseguir a Sánchez Gordillo[9]. Eso sí, presuntos ladrones de guante blanco campan a sus anchas, creando en la población la sensación de que existe una justicia para los ricos y otra para los pobres.

La imagen de la España del pelotazo, la de los desahucios, la del récord de desempleo, la de la violencia de Estado contra quienes se manifiestan exigiendo más democracia es la realmente significativa. De poco vale ganar mundiales y eurocopas, o pedirle al Papa que rece por España[10] cuando el Jefe de Estado alcanza la fama mundial gracias a su afición a la caza de elefantes. ¿De verdad se preocupan por la imagen de España? Que expliquen entonces cómo es posible que España aún tenga tantos fallecidos anónimos enterrados en cunetas mientras partidos golpistas siguen legalizados, así como toda la simbología de un pasado afín al nazismo y al fascismo.

Les preocupa el impacto en la imagen de España de una huelga general, pero no son lo bastante honestos para reconocer que el pueblo se moviliza a causa de los recortes que crean precariedad, de la reforma laboral que fomenta el desempleo y obliga a tantos jóvenes a emigrar. ¿Qué imagen acaso da un ministro que ve con buenos ojos la fuga de cerebros del país?[11].

Si se trata de imagen parece que nadie allende las fronteras está dispuesto a dar un céntimo por la España actual. Una España necesitada de una urgente regeneración de todas sus estructuras de poder, necesariamente de cara al pueblo, tal que se gobierne para el interés de la mayoría, no de los llamados mercados. Es cuestión de algo más que imagen. Se trata de democracia.


[1] http://maspublico.com/2012/11/07/bruselas-confirma-el-peor-escenario-para-espana-mas-recortes-y-mas-paro/
[2] http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/29/economia/1351524336.html
[3] http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/banez-invoca-virgen-para-salir-crisis/1430276/
[4] http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204840504578086224291581676.html?mod=googlenews_wsj
[5] http://www.20minutos.es/noticia/1622293/0/rajoy/huelga-general/imagen-espana/
[6] http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/12/espana/1352740335.html
[7] http://www.publico.es/445292/wert-califica-de-incomprensible-la-huelga-general
[8] http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/spain/9467635/Spanish-mayor-hailed-as-modern-day-Robin-Hood.html
[9] http://www.europapress.es/nacional/noticia-ministro-interior-ordena-arresto-sanchez-gordillo-20120808135722.html
[10] http://www.publico.es/espana/444291/el-ministro-del-interior-pide-al-papa-que-rece-por-espana
[11] http://www.publico.es/espana/444186/el-gobierno-avala-la-teoria-de-wert-la-fuga-de-cerebros-no-es-negativa

jueves, 8 de noviembre de 2012

Jefes intimidatorios frente a la huelga

Según se acerca el día de la próxima huelga general, muchos jefes cumplen con su papel de piquete empresarial, advirtiendo a sus subalternos de la conveniencia de acudir ese día a trabajar: un hecho lamentable que vulnera a todas luces un derecho fundamental de todo trabajador.

Me acaba de llamar un buen amigo pidiéndome consejo. Él trabaja en una consultora de informática, de aquéllas coloquialmente conocidas como "cárnicas". Como muchos lectores podrán confirmar por propia experiencia, hay detalles que habitualmente se repiten en este tipo de empresas como, entre otros, jornadas de trabajo prolongadas en varias horas nunca remuneradas, imposición de un concepto de identidad con la empresa cercano al fanatismo, eternas promesas incumplidas de promociones y ascensos, o estructuras jerárquicas desquiciantes donde, como se suele decir, hay más jefes que indios.

Mi amigo en cuestión fue citado por su jefe, el típico mando intermedio que parece vivir bajo la ilusión de que algún día heredará la empresa. La conversación, en privado, sin testigos, estuvo centrada en la próxima huelga general:
- ¿Vas a hacer huelga el próximo miércoles? - Preguntó el jefe, sin rodeos.
- No lo tengo aún pensado. Es algo personal que decidiré en su momento. - Respuesta lógica, y con más razón que un santo: es una decisión personal y, habría que añadir, libre.
- A mí que gustaría que vinieses a trabajar ese día. - Insistió el jefe, como no dando otra opción.
- Como acabo de decir, es una decisión personal que tomaré en el momento adecuado. - No hay otra respuesta posible por parte de un empleado que tenga un poco de dignidad.
- Deberías saber que eres de los pocos empleados de esta empresa que se sumaron a la anterior huelga general y las cosas no están como para que uno se vuelva a señalar. - Lástima que mi amigo no hubiera grabado esta parte de la conversación con su jefe.
Se me ocurren demasiadas palabras para describir esta situación que, de seguro, se estará repitiendo durante estos días en todo el territorio español. Sin embargo, más que una palabra, lo primero que se me viene a la cabeza es aquello de "si quieres conocer a un españolito, dale un carguito". ¿Dónde queda el respeto a los derechos fundamentales por parte de aquel asalariado, nombrado enésimo jefecillo en la empresa de turno, hacia sus subalternos también asalariados? Posiblemente, en los magníficos cursos de coaching, liderazgo y demás buenrrollismos que habrá recibido, olvidaron recordarle el detalle de que la huelga es un derecho legal en España.

¿Qué consejo puedo dar a un amigo víctima de tal deplorable acción coercitiva por parte de un mindundi que ni siquiera se preocupa por conocer los derechos de los trabajadores que tiene a su cargo? Confieso que, desde el propio y más profundo sentido de la justicia, mi primera reacción es la de recomendar a mi amigo que sea fiel a sus principios, que no claudique, que si es lo que realmente considera justo, que secunde la huelga. Sin embargo, hay que reconocer que tampoco es justo influir en nadie para que ponga en peligro su carrera profesional en la empresa donde actualmente se desempeña.

La cuestión es demasiado complicada como para responderla a la ligera. Incluso por muy cordial que pudiera ser aquel jefe en la reunión descrita, no se nos puede olvidar que su intención era la de intimidar, la de transmitir una incómoda advertencia que, como es natural, busca crear la intranquilidad en el empleado, crearle un sentido de la culpabilidad por pretender ejercer un derecho. No en vano, el contexto social, económico y laboral que nos toca vivir es realmente grave como para pensarse, ante tales presiones, lo de la huelga. Todo un abuso de poder, un ejercicio de intimidación realizado por alguien que instrumentaliza una legítima herramienta de protesta como trampolín para conseguir sus propios objetivos personales.

Quizás podría aconsejar a mi amigo que dialogase con su jefe, que le explicase razonadamente su motivación para segundar la huelga, que no se trata de algo contra la empresa, sino contra las políticas del Gobierno que, por cierto, también afectan al resto de la plantilla -jefes incluidos-. Llegado a ese punto, podría añadir que la empresa tampoco se vería perjudicada en lo económico, pues ese día no sería incluido en nómina. Más aún, mi amigo es consciente de que en pocos días recuperaría en horas extras el tiempo no trabajado el día de huelga, y, como es tradicional en las "cárnicas", ¡gratis para la empresa! Sin embargo no, definitivamente no serviría para nada razonar con el jefe, porque la directriz que probablemente le habrán dado es la de obligar a sus subalternos acudir ese día al centro de trabajo.

Situaciones como ésta no dejan de ser baños de realidad que demuestran, una vez más, el déficit democrático que adolece el Estado español, donde empresas indican a sus capataces que limiten un derecho a sus empleados. Todo a base de coerción, de fomentar el miedo. Arengas del tipo "vosotros, los empleados, sois el capital más importante de nuestra empresa" se convierten en humo desde el momento en que alguno de ellos decide hacer efectivo un derecho fundamental. Sin duda quieren plantillas de gente asustada, manejable. "No seas problemático, no te señales si no quieres complicarte la vida", es el mensaje de fondo. Llegados a este punto, sólo puedo pensar que la aspiración de este tipo de empresas es la conversión de su plantilla en rebaño.

Desgraciadamente, la mayor parte de los compañeros y compañeras de aquellos que estén en la misma situación que mi amigo prefieren mirar hacia otro lado y obedecer, no señalarse. Excusas hay para ello y, si no, se las inventan y se las creen mediante acto de fe. Que si las huelgas no valen para nada, que si los sindicatos son lo peor del mundo, que si... Y es que, quienes consienten ser tratados como ovejas, tarde o temprano acaban siendo conducidos al matadero, destino que aceptarán sin rechistar. Este matadero es el de los recortes de derechos sociales, de servicios públicos, el del retraso de la edad de jubilación, el de las reducciones de sueldos.

¿Qué le vamos a hacer? Es la frase favorita, con tono de resignación, de quienes aceptaron ya hace mucho un gris destino. Parecen olvidar que nosotros -ellos incluidos- somos más, tenemos la fuerza y la legitimidad que nos da nuestra condición de pueblo. Pero un pueblo mudo, sin voz, no puede ejercer soberanía alguna.  Ésta sólo podrá llegar el día en el que una mayoría de los trabajadores y trabajadoras recuerden aquello de que la unión hace la fuerza y recuperen esa conciencia de clase perdida que les lleve a secundar sin miedos las huelgas que sean necesarias. No olvidemos nunca que las conquistas sociales, las mismas que ahora permitimos que nos quiten, se consiguieron en las calles, peleándolas, no agachando la cabeza. Al respecto, me consta que al menos mi amigo lo tiene bien claro.

Diccionario de la Crisis: hombres de negro

hombre.
(Del lat. homo, -ĭnis).
~s de negro. 
1. m. pl. Inspectores del Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Europea enviados por la troika para verificar que el Estado rescatado cumple sus imposiciones, es decir,  la implantación de políticas orientadas a reducir el gasto público social, disminuir la protección social, privatizar los servicios públicos del Estado del Bienestar y las transferencias públicas como las pensiones, y reducir los salarios.

martes, 6 de noviembre de 2012

Diccionario de la Crisis: herencia recibida

herencia.
(Del lat. haerentia, n. pl. del part. act. de haerēre, estar adherido, infl. en su significado por heredar).
~ recibida. 
1. f. El resultado de todas las medidas neoliberales impuestas por los grandes poderes financieros de Europa al anterior Gobierno de España, que éste aplicó con total sumisión. En el presente se da la paradoja de que el actual Gobierno justifica su incapacidad para salir de la crisis a base de culpar al anterior Gobierno de haber aplicado las mismas políticas neoliberales que éste, por su propia naturaleza, está poniendo en práctica.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Diccionario de la Crisis: optimizar recursos

optimizar.

~ recursos. 
1. tr. En el contexto de la administración y servicios públicos implica la reducción de personal y medios para la realización de las tareas cotidianas. Por ejemplo, en educación implica el aumento de alumnos por aula, reducción de número de profesores o aumento de horas lectivas por profesor; mientras que en sanidad implica reducción de plantillas en consultorios y hospitales, saturación de horas de trabajo a médicos y enfermeros o aumento del ratio de pacientes por profesional sanitario. En todos los casos siempre conlleva una reducción de la calidad del servicio.

Diccionario de la Crisis: reforma

reforma.

~ laboral. 
1. f. Recorte de derechos de los asalariados con el objetivo principal de acrecentar la posición de debilidad de la clase trabajadora. Cada nueva reforma laboral incide en el abaratamiento de los despidos, el aumento de los periodos de prueba a los trabajadores, la merma de los convenios colectivos, conduciendo todo ello a una situación de indefensión del trabajador frente a la patronal, además de la precarización de sus condiciones de trabajo.
~s
1. f. pl. Término cuyo significado ha involucionado desde "progreso social" a "vuelta atrás en el tiempo".*
~s estructurales. 
1. f. pl. Suma de todos los recortes sociales y de derechos planeados por el Gobierno que responden, habitualmente, a exigencias de las grandes oligarquías españolas y europeas.


[*] Definición desarrollada a partir de Jones, O. (2011): Chavs: la demonización de la clase obrera. Capitán Swing Libros, p. 265.

Un solo motivo para unirse a la huelga general

Se suele decir que los derechos que no se usan se acaban perdiendo. Las reticencias de algunos trabajadores a secundar la huelga general del 14 de noviembre supone la renuncia a utilizar la principal herramienta de negociación de la clase trabajadora, un derecho dispuesto a ser cercenado por la patronal y los dirigentes políticos más conservadores.

Los trabajadores del Estado español vuelven a enfrentarse a la disyuntiva de secundar, o no, una convocatoria de huelga general. La decisión para muchos no es sencilla. Un significativa parte de la población es cada vez más consciente de que la interminable cadena de recortes y agresiones a los trabajadores no pueden llevar a nada bueno. Por el contrario, el espejo de Grecia se vuelve cada vez más diáfano, mostrando un panorama de precariedad generalizada en la que muchos españoles comienzan a ver reflejado su futuro inmediato, cuando no su presente.

No obstante, es razonable que cualquier asalariado siga planteándose en dilema de qué hacer el día 14 de noviembre. El hecho de ir a trabajar ese día no significa en absoluto estar de acuerdo con la desastrosa política de austeridad y recortes. Sin embargo, muchos trabajadores tienen miedo a "señalarse", a convertirse en candidatos a perder su puesto de trabajo, como ocasionalmente "advierten" sin tapujos algunos jefes prevaricadores; otros han caído presas del desánimo y piensan que de poco vale un huelga cuando el Gobierno va a continuar haciendo lo que le dé la gana. El depauperado estado de las economías familiares simplemente imposibilita a muchos trabajadores tan siquiera plantearse perder un día de su jornal, mientras otros saben que esas horas no trabajadas luego las tendrán que recuperar echando horas extras que jamás serán remuneradas.

La realidad es que todos los argumentos antes descritos, que bien podrían ser utilizados por trabajadores con plena conciencia de clase para justificar su no adhesión a la jornada de huelga, son también síntomas de un grave problema que adolece el panorama laboral en España: la casi total desprotección del asalariado, consecuencia de una sucesión de reformas laborales que tan sólo han servido para inclinar la balanza del pacto social hacia los intereses de la patronal. Es justo achacar parte de culpa de esta situación de desprotección a las fuerzas sindicales mayoritarias, las cuáles se han ajustado a su papel de apaciguar a los movimientos obreros a base de pactar unas mínimas condiciones con la patronal que garantizaban cierta paz social. El Estado del Bienestar supuso el desclasamiento de gran parte de la población, una pérdida de conciencia de clase que, con los años, se demostraría fatal, resultante en una paradójica división entre los propios trabajadores, llevando a algunos a identificar a todo el movimiento sindical como el principal enemigo. La consecuente pérdida de cualquier capacidad combativa por parte de los trabajadores supuso el debilitamiento de los propios sindicatos, cuya capacidad de negociar se había rebajado ostensiblemente. A esto habría que sumar la interesada amplificación de los defectos de los sindicatos mayoritarios por parte de los grandes medios de comunicación.

El resultado de lo anteriormente descrito es una situación en la que el movimiento sindical, en su totalidad, se encuentra desacreditado para una gran parte de la opinión pública, por lo que su apoyo se vuelve cada vez más tibio. Tibieza que, por otra parte, sólo sirve para reducir aún más la capacidad de los sindicatos a defender sus posiciones. Así, los sindicatos mayoritarios venden como triunfos alcanzar pactos que suponen, en la práctica, retrocesos en los derechos de los trabajadores[1]. En este mundo al revés, surgen advenedizos grupos sindicales que parecen estar más en sintonía con los intereses patronales que con los de sus propios afiliados, que incluso se niegan a secundar una huelga como la del 14 de noviembre, la primera de la historia en agrupar a trabajadores de varios estados europeos.

Valga el breve análisis anterior para recalcar la debilidad de la clase trabajadora en España, subsidiaria del coste de los desmanes del gran capital que ha provocado la actual crisis y sus miserias. Una clase trabajadora que necesita con urgencia recuperar la conciencia de clase que otrora tuvo si no quiere perder todas y cada una de sus conquistas sociales. Los tecnócratas de la troika ya proponen abiertamente reducir el sueldo mínimo, aumentar la jornada laboral[2] o retrasar -de nuevo- la edad de jubilación, mientras que la patronal española clama contra el derecho a la huelga[3] y el Partido Popular juega a su ya clásico juego de insinuar para luego negar lo insinuado, en este caso en lo referido a sus intenciones de limitar el mencionado derecho[4][5][6].

Decía Carl Sagan que "los derechos y las libertades, o se usan o se pierden"[7]. En esa tesitura se encuentra ahora el derecho a la huelga. No se puede olvidar que, gracias a las huelgas, la clase trabajadora consiguió que a partir de un primero de mayo de 1886 se estableciese la jornada de ocho horas que 126 años después vuelve a peligrar. Por eso, el principal motivo para hacer huelga el día 14 de noviembre es la defensa del propio derecho a la huelga, herramienta última de negociación de los trabajadores, su derecho a dejar de vender por un día su fuerza de trabajo para renegociar su valor.


[1] "Patronal y sindicatos se felicitan por el acuerdo para la moderación salarial". El Mundo, 25 de enero de 2012.
[2] "Rebajar el salario mínimo o ampliar la jornada laboral, las medidas propuestas por la troika". Cadena SER, 14 de octubre de 2012.
[3] "La patronal pide restringir el derecho de huelga". Público, 16 de febrero de 2012.
[4] http://www.publico.es/dinero/422720/el-gobierno-esta-dispuesto-a-revisar-el-derecho-de-huelga
[5] http://www.ppasambleamadrid.es/henriquez-de-luna-a-favor-de-regular-el-derecho-a-huelga/
[6] http://www.antena3.com/noticias/espana/maria-dolores-cospedal-reforma-derecho-huelga-prioridad-gobierno_2012022000022.html
[7] Carl Sagan (1995): El mundo y sus demonios. Barcelona, Planeta, capítulo 25.